martes, 16 de abril de 2013

AyB 253 - 23 Diciembre 2010

AyB 253 - 23 Diciembre 2010










COMENTARIOS POST LLUVIAS


Subir la cota. Hay que cuidarse de las decisiones producto de la emergencia y de la ansiedad por metas inmediatistas. Subir la cota del Waraira Repano (ó ¿Guariarepano?) es posible pero el asunto es para que usos. Si es para viviendas normales, sería un absurdo total. Si es para usos que minimicen su vulnerabilidad, lo protejan contra invasiones e incendios, lo acerquen a la ciudad para el disfrute y recreación colectivos, sería conveniente. Para estos casos hay una variada gama de instalaciones culturales, recreativas, turísticas, diferentes modalidades de acceso, alojamiento temporal, campamentos, embalses, y muchos más.

Palos y peloticas. Caracas necesita equipamientos urbanos, como áreas recreativas, culturales y parques, que son necesarísimos. Los campos de golf son una reserva extraordinaria que jamás la debemos “consumir” llenándola de edificios como una urbanización cualquiera. Preferible sería expropiar las casas de lujo de los alrededores y mediante un inteligente reciclaje urbano se podrían transformar esas pocas y amplias casonas en muchas viviendas de menor tamaño aumentando la densidad de población con el mínimo costo de nuevos servicios. Existen ejemplos en el mundo, donde además de lograr integración social, han optimizado el uso de la tierra y aumentado la oferta de residencial. Y todo ello sin tumbar lo existente y construir grandes edificios.

Terrenos vacíos. La ocupación de terrenos y de instalaciones subutilizadas, para viviendas, debe decidirse con tino. Algunos son hasta convenientes, y otros deben ser sólo para equipamientos urbanos. Un criterio generalizable, podría ser que en los primeros siempre deben combinarse viviendas con instalaciones de ámbito vecinal: parques, simoncito, locales comunitarios para cultura, recreación, producción artesanal familiar, comercialización, entre otros. Hay que acercar a las viviendas aquellos equipamientos que minimicen viajes innecesarios, y aquellas necesidades diarias o frecuentes.

Los refugios tienen cuatro aspectos claves: promiscuidad y hacinamiento, manejo del refugio, ocupación-trabajo y sanitarios. El primero se logra con “cuartos” familiares, debidamente aislados entre cada familia. Incluso con subdivisiones internas para separar padres e hijos. El segundo es clave para fijar normas de convivencia. El tercero, para aprovechar las capacidades y destrezas de los adultos y jóvenes, para beneficio familiar y colectivo, y fundamentales para tener refugios productivos. El cuarto, es obvio. Baños suficientes, limpios y cómodos. Hay otros aspectos pero esto son prioritarios.

El comunismo se contagia. En Colombia, “El presidente Juan Manuel Santos … declaró de urgencia, utilidad pública e interés social, la expropiación de predios privados, …, para ser destinados a la atención de las víctimas de las lluvias, … la medida, … al amparo del Estado de Emergencia Económica, Social y Ecológica, permitirá que aquellos predios que se necesiten para la reconstrucción …, estén disponibles para poner en marcha los planes proyectados por el Gobierno. … se ejecutarán no solo iniciativas de construcción y reconstrucción de vivienda, sino también planes de reubicación de asentamientos urbanos en las áreas afectadas por la ola invernal, de desastre o de riesgo” (Aporrea-El Tiempo 15-12-10).


Terremoto en Haití 2010. Cortesía FUNVISIS.


VULNERABILIDAD

 Existe una disciplina conocida como Estrategia para la Reducción de Desastres que define la vulnerabilidad de una manera muy completa y un poco enredada. Es el conjunto de “condiciones determinadas por factores o procesos físicos, sociales, económicos y ambientales que aumentan la susceptibilidad de una comunidad al impacto de amenazas”. ¿Cuáles son las amenazas relacionadas con factores o procesos físicos y ambientales que se ciernen sobre una ciudad como Caracas? Algunas son mortales, otras graves, otras no tanto. Pero ninguna está en la lista de problemas que aquejan a los caraqueños. En las encuestas se encontrarán la inseguridad, el desempleo, el alto costo de la vida, el tráfico, la basura y otras pero nunca se encontrarán la amenaza de terremoto, deslizamientos, inundación, incendio. Una familia que vive en el quinto piso de un edificio con fundaciones y estructuras improvisadas y sin cálculo antisísmico está frente a una amenaza mortal porque es probable que con un sismo se derrumbe y haya fallecidos, pero nunca declarará que éste es un problema muy importante ¿Por qué?
Caracas está en una zona sísmica sujeta a un terremoto. Hay una amenaza permanente. Pero gran parte de la población, especialmente los más pobres, no lo sienten como un peligro inminente, y por lo tanto ese riesgo no entra en sus cálculos, ocupados con problemas más inmediatos de supervivencia cotidiana. Lo mismo pasa con los deslizamientos de tierra y las inundaciones. Como estas preocupaciones no se sienten mucho menos se manifiestan, y no forman parte de la opinión pública. Por eso no son un factor electoral y en consecuencia políticos y gobernantes no le han prestado atención y no forman parte de sus programas.
En el pasado fue así. Pero los fenómenos naturales se presentaban una y otra vez. Los resultados catastróficos se hacían presentes y sin respuesta adecuada. Poco a poco apareció Defensa Civil (DC), pensada para dar respuesta de emergencia a los graves problemas sociales que generaban los desastres. Como un gran avance en DC se comenzó a tomar algunas medidas preventivas en las vacaciones anuales, cuando el número de viajeros crece masivamente, DC coordina medidas y operaciones para mitigar los riesgos en autopistas y carreteras. Algunos investigadores y entidades públicas han tomado conciencia y se han hecho estudios para identificar las amenazas que acechan áreas y sectores en riesgo y proponer soluciones. Pero son insignificantes las medidas y las acciones concretas que se aplican para mitigar esos riesgos. Por ejemplo, en el terremoto de Cariaco se cayeron varias escuelas; en el país existen edificios similares por centenares y aunque hay estudios de cómo reforzar las estructuras para evitar sus colapsos, no hay programa, con recursos y actores responsables, para proceder a la construcción de los refuerzos propuestos. Otro ejemplo, el desastre y la tragedia provocados por las recientes lluvias. No existía ningún plan para enfrentar la posibilidad de que 130.000 personas quedaran damnificadas simultáneamente y dar una respuesta adecuada a la emergencia. De allí el enorme y generoso esfuerzo por encontrar soluciones, humanitarios, solidarios, preocupados.
¿Servirá esta experiencia para que se hagan políticas, planes, programas, proyectos y obras para la previsión de lo que se podría hacer ante eventualidades como la actual? Un terremoto, que deseamos fervientemente que nunca se dé, podría dejar cientos de miles de personas damnificadas. ¿Tendremos tiempo de ejecutar un inmenso programa de refuerzo de estructuras para minimizar sus efectos? En las encuestas nunca aparecerá esta preocupación. Pero nuestros dirigentes no pueden esperar más. Es una responsabilidad histórica, social, humana, demasiado grande.

 
 

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