LA RECONSTRUCCIÓN
1 Se ha ratificado la
nefasta y desigual ocupación y desarrollo del territorio con data cercana a 80
años. Enormes extensiones habitadas o cultivadas, ciudades y sus alrededores
planos o montañosos, puentes y vías, embalses y presas, han sido dañados por
las actuales lluvias y los consiguientes desbordamientos de ríos y quebradas, y
colapsos de cerros, muchos habitados. Los afectados en diferentes grados, suman
miles, quizás cientos de miles si ampliamos los criterios de selección. La mayoría
con condiciones precarias de vida. Víctimas fatales cerca de 34. Innumerables
viviendas perdidas bien por colapso o por estar en zonas de alto riesgo
geotécnico. Enfrentamos un panorama dramático por efecto de unas lluvias que
serán recurrentes en plazos cortos si los pronósticos sobre el cambio climático
se cumplen. Trágico será igualmente el efecto de un sismo importante ¿Cuántos
damnificados (pobres) habría?
2 Se evidencia que las
políticas públicas de desarrollo y ocupación del territorio, de urbanización y
crecimiento de las ciudades, así como la actuación privada mercantil en la
construcción de vivienda y la “urbanización” popular en las adyacencias planas
o en cerros de las ciudades, durante los últimos 60 años o más, han sido,
aunque por diferentes razones, equivocadas, simplistas, irresponsables,
inmediatistas, desplanificadas, oportunistas, para obtener ganancias económicas
o partidistas, sin previsiones sobre el comportamiento del ambiente y la
seguridad de la gente, en particular de las mayorías pobres.
3 La vulnerabilidad
social y física de las ciudades y del interior ante lluvias y sismos, es grave.
Podemos decir, es recomendable asumirlo, que el país está ante una muy crítica
situación por el impacto de un evento natural que será recurrente y
complementado, extremando la gravedad, por un posible sismo. El desarrollo
nacional estará signado, desde ahora, por las limitaciones que imponen lluvias
y sismos, con sus derivados e impactos. Venezuela debe acentuar un cambio
estructural en todos sus ámbitos y órdenes.
4 Ante la actual coyuntura
el gobierno se la jugó completica. La decisión presidencial de dirigir
personalmente la atención y salvamento es inaudita, inédita, admirable. Los
recursos están volcados para prevenir muertes y atender lo mejor posible, bajo
las circunstancias, a los afectados, según su precariedad física, social y
económica. Acondicionar refugios como alojamiento por un año o más, mientras se
construyen las viviendas para reubicar a la población afectada es de trascendencia
aún incomprendida ¿Se imaginan los efectos de esa medida? Decidir el no regreso
de las familias a las riesgosas zonas y viviendas donde vivieron años, es otra
decisión crucial ¿Es viable? El gobierno ha demostrado con su acción una
actitud realmente radical. Ha roto paradigmas sobre la relación gobernantes y
gobernados ¿Se conocen sus consecuencias?
5 Ha sido una eficaz y eficiente
respuesta acorde a la coyuntura. Esta reacción ante la adversidad está
acompañada de un reto extraordinario y de un serio compromiso, resolver a corto
plazo lo que en 60 años ha sido imposible: aumentar la cantidad, y acortar los
plazos de construcción, de un número importante de viviendas, para atender la
emergencia y también la llamada deuda habitacional acumulada ¿Cómo reconstruir
60 años de errores? Esa es la pregunta y el reto.
6 ¿Qué hacer en estos
días y en las próximas semanas? Optimizar y ampliar la atención de la
emergencia. En paralelo, aceptar, reconocer, interiorizar en el pensamiento y
en la acción, que el país tiene una elevada vulnerabilidad social y física por
lo ya señalado. Se debe afrontar la emergencia dentro de una visión integral
del territorio y de mediano y largo plazo. Proceder considerando que hay que
rehacer al país. Reconstruirlo conceptual y geográficamente. La actual
deformada ocupación territorial y urbana, es indispensable repensarla y regenerarla.
Es insostenible ética, social, y económicamente que tanta población esté
asentada en zonas inundables, colapsables, destruibles. Tanto en las costas y
tierra adentro como en caseríos, pueblos y ciudades.
7 Todo paso, decisión, acción,
en estos días, debe insertarse y formar parte de un plan amplio, integral,
audaz, creativo, radical, de recomposición de la ocupación del territorio. Por
ejemplo, un programa de atención de barrios, debe priorizar la estabilización y
seguridad geotécnica, la movilidad y accesibilidad de sus pobladores, el
equipamiento, servicios y amenidades de la vida urbana. Más nunca, jamás por
amor a Cristo, debe haber un programa que pinte casas, repare techos, coloque
tuberías…, de viviendas que por estar en zonas vulnerables y de alto riesgo,
colapsarán ¿Qué hacer con Barrio Nuevo, Barrio tricolor?
8 La construcción de
asentamientos rurales y de la infraestructura productiva y vial, debe
considerar los riesgos específicos del lugar. Las zonas altas y seguras para
vivir, las bajas para cultivar. La implantación en el sitio, el diseño
estructural y geotécnico, la constante revisión y mantenimiento, debe ser lo
rutinario a la hora de decidir sobre las infraestructuras productivas, de
transporte y vialidades, puentes y viaductos, presas y embalses, las
edificaciones para educación, salud, abastecimientos, protección civil, y por
supuesto de las viviendas y conjuntos habitacionales para las mayorías
necesitadas del país.
9 Tenemos que rehacer la
ocupación urbana y territorial desde ya, porque es una tarea enorme, costosa y
de larguísimo plazo. Hay que repensar el socialismo que estamos construyendo
desde la arista territorial y urbana. Debemos romper con los prejuicios y
actitudes, que impiden el concurso de las capacidades y disposiciones, de profesionales
y del pueblo llano, que comparten y apoyan a este proceso de cambios, para
emprender un serio trabajo de análisis, interpretación, comprensión,
formulación de políticas, planificación, seguimiento, control, y de permanente
evaluación y decisión y ejecución de correctivos, para imprimirle a la
estrategia habitacional y urbana un vuelco radical y alcancemos el reto de
crear las condiciones para que las ciudades sean realmente seguras, gratas,
productivas y sustentables.
10 El gobierno debe dejar
de ser un puñado de funcionarios y líderes. Debe convertirse en un pueblo
masivo, solidariamente forjando un nuevo país a partir de la reconstrucción, de
la transformación profunda y amplia de lo que nos han dejado 60 años de miopía
territorial y urbana ¿Cómo cambiar la actual organización y toma de decisiones
para lograrlo? ¿Cómo colectivizamos las responsabilidades y funciones? ¿Cómo
desatamos los nudos de este proceso? Repensémonos, es indispensable.
La vida pende de un hilo, perdón, de un barranco. Sector Carapita, Caracas. Reuters 2010. |
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