domingo, 7 de abril de 2013

AyB 205 - 15 Enero 2010

Acertijo habitacional

Es casi imposible disponer de datos confiables del sector vivienda. Revisar la prensa puede crear un estado de insalubridad mental al leer la diversidad y cambios de cifras, públicas y privadas, de una semana a otra y de la misma fuente. No importa la seriedad ni la jerarquía del informante. Ejemplo: fuentes precisan un presupuesto 2010 para vivienda en 1 millardo, otras 1,6 millardos, otras 10 millardos (en este caso suponemos que es para construcción en general y se confundieron). Unos hablan de 80 mil viviendas construidas en 2009 por el sector público y el privado. Otros que sólo el Gobierno construyó esas 80 mil. Y hay quien dice que sólo los privados hicieron 58 mil. Unos declaran que están en construcción 120 mil viviendas y otros que 140 mil. Cifras van y vienen. Desde el ministro Figueroa, o antes, se vienen prometiendo 120 mil viviendas por año, sin aún alcanzar esa meta. Para 2010, los privados anuncian que construirán 25 mil y el Gobierno 120 mil; total: 145 mil. Otra meta sin sustento, al menos divulgado abiertamente. Veamos. Si el presupuesto para vivienda es de 1,6 millardos (versión optimista) y según información en la prensa cada apartamento del convenio iraní sale en menos de BsF 180 mil, hagamos una estimación especulativa: si cada vivienda cuesta BsF 160 mil, se alcanzarían a construir 10 mil en 2010. Luego, para 120 mil se requieren BsF 19,2 millardos, monto lejano a lo estimado.

En el fondo, más importante que esas cifras es el rol de la producción habitacional en el contexto del desarrollo del país. La vivienda mueve otras áreas. Requiere mano de obra (profesional, técnica y obrera) para planes, estudios, diseños, cálculos, construcción, mantenimiento. Requiere productos de las industrias petroquímica, madereras, acereras, cementeras, bloqueras. Requiere actividades de extracción de insumos básicos como arena, piedra, arcillas. Requiere algo importantísimo como es la tierra, lo cual genera un complejo proceso para adquirirla y habilitarla, de alto impacto en el desarrollo urbano y regional. Todos esos aspectos, como otros ignorados por falta de espacio, son un gran factor de estímulo al desarrollo nacional con inmensos efectos sociales y económicos.

Vinculando lo antes expresado con las metas de 120 mil viviendas este año, cabe preguntarse si no sería más conveniente entender la producción habitacional como un dinamizador del desarrollo que como un proceso frustrante de oferta e incumplimiento de metas. Si eso se aceptara, entonces el paradigma de la vivienda "digna" (75 m², 3 habitaciones), para una minoría de 100 mil familias (todos los años se forman 120 mil nuevos hogares), debería enfocarse mediante la adquisición y habilitación de tierra para ofrecer parcelas, con buen diseño urbanístico y buen diseño y producción de los componentes básicos de la vivienda, a muchos más de 100 mil privilegiados. Y cada año, unas 200 o 300 mil familias iniciarían sus viviendas de menos de 75 m² y en poco tiempo alcanzarían, progresivamente, no una de 75 m², sino de 130, 150 y hasta 200 m² para familias numerosas, que luego subdividirían para sus hijos y parientes.

Es imperativo cambiar de rumbo en vivienda. Las metas no se están cumpliendo porque es imposible hacerlo. No es más dinero cada año, es enfoques más justos e inclusivos, aunque tomen más tiempo, pero con la familia dentro de la vivienda básica, con empleo, servicios, equipamientos y una gran emoción y real esperanza.

Darle herramientas al pueblo para que alcance sus sueños. Foto de Juan Vicente Gómez

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