martes, 23 de abril de 2013

AyB 272 - 19 Mayo 2011

AyB 272 - 19 Mayo 2011





 

REPRESENTACION Y PARTICIPACION

Con motivo del acto de rendición de cuentas en la Plaza Sucre en Catia, realizada por el Alcalde Jorge Rodríguez, el periódico Ciudad CCS (29.4.11) publica una noticia amplia sobre proyectos que las comunidades catienses ejecutarán en las parroquias del Municipio Libertador con recursos recibidos desde la Alcaldía. Muy brevemente se presentan 10 proyectos:

1 Impermeabilización de azoteas en bloques y canalización de aguas servidas, en Coche;
2 Construcción de torrentera y escalera, en La Vega;

3 Construcción de muros de contención, en Antímano;
4 Sustitución de bajante para basura en un bloque, en Caricuao;

5 Sustitución de bajantes para basura en varios edificios, en Sarria;
6 Reparación de escalera en Calle Colombia, en Catedral;

7 Construcción de calzada KM 19, en El Junquito;
8 Reparación de calle principal de La Sosa, en Macarao;

9 Reparación de pasarela en Cota 905, en El Paraíso; y
10 Mejoras en la red de agua potable, en San José.

Las dos primeras tienen subsidios de Bs. 500.000, las otras, subsidios menores, hay varios, los más bajos de Bs. 150.000. Tradicionalmente este tipo de trabajo era realizado por los Departamentos de Mantenimiento de los Institutos y Alcaldías. Salvo algunas como los muros de contención, son obras menores, de poca complejidad técnica y que pueden ser proyectadas y supervisadas por técnicos superiores, asistentes y hasta por auxiliares.
¿Cuentan las comunidades con esa asistencia técnica mínima? ¿Están en capacidad los institutos y alcaldías que otorgan los subsidios de garantizar que los proyectos y obras, por elementales que sean, son ejecutados cumpliendo con las normas mínimas que garanticen su funcionamiento, seguridad y durabilidad? La gran ventaja que tiene la descentralización a nivel comunal es que de alguna manera se establecen prioridades por consenso colectivo y no por imposición desde arriba. Además se asegura hasta cierto punto la contraloría social, la supervisión sobre el uso de los fondos y sobre la marcha y calidad de las obras.

El problema por resolver es que las prioridades se establecen en ámbitos bastante limitados, como lo son las áreas de influencia de los Consejos Comunales y no aparece claro como se resuelven las prioridades cuando los proyectos más locales entran en competencia por los recursos que necesariamente serán limitados y no se puedan atender todas las solicitudes.

¿Se ha previsto la asignación equitativa de los recursos? Pareciera que no, o por lo menos no son de dominio público las formas de articulación entre sí de estas obras de un nivel más local ni con el conjunto de obras de mayor importancia y alcance, más allá de los límites espaciales de las comunidades. En teoría este nivel superior debería manejarse a través de las Leyes de Planificación y de los Consejos Locales de Planificación Pública pero en la práctica no se han desarrollado sistemas operativos reglamentarios para la puesta en práctica de estos instrumentos legales.
El proyecto de transformación de las estructuras políticas e institucionales para pasar del nivel representativo al nivel participativo es un hermoso proyecto pero las dificultades para su implementación concreta son enormes. Las pocas experiencias que se han adelantado pueden suministrar amplia materia para la reflexión crítica y la elaboración teórica del pensamiento orientador sobre el tema. Es un trabajo urgente, prioritario, frente a las urgencias del diario acontecer.


TIPS URBANOS

Sobre el nuevo proyecto Parque Vargas, pregunta Alberto Urdaneta. ¿Dónde queda el plan de la ciudad, es que existe uno nuevo? Además de privatizar espacios públicos, se violan las ordenanzas que prohíben rezonificar dichos espacios, en especial los parques y se contraviene la supuesta previsión de servicios públicos que se prestan a través de redes. ¿A qué plan urbano corresponden estos hechos? De no existir un nuevo plan se contribuirá a acentuar el caos de Caracas.

Los terrenos libres tienen un uso asignado dentro del plan de la ciudad, donde se establece la superestructura a construirse en ellos, en correspondencia con la infraestructura establecida y construida al efecto. Cambiar ese uso implica modificar el plan con todas sus consecuencias; entre otras el variar la infraestructura para que pueda soportar la nueva superestructura a construir. El costo de la nueva infraestructura, además de la destrucción de lo hecho, puede significar enormes inversiones. Entonces, ¿cuál es el nuevo plan para Caracas? ¿O vamos a seguir utilizando al boleo los terrenos libres? Termina sus reflexiones afirmando que la Gran Misión Vivienda es magnífica con los ajustes requeridos.
La Gran Misión Ciudades de Venezuela, propone Wladimir Romero. La Gran Misión Vivienda es una excelente oportunidad para repensar los modelos urbanos del país. Específicamente, las urbanizaciones, modelo según el cual las zonas de viviendas se separan del resto de las funciones: comercio, poderes públicos, industrial, oficinas, etc. Basadas en la utopía de vivir en una “isla” de tranquilidad fuera del caos del centro urbano, y para funcionar es imprescindible el automóvil y las autopistas (gasto excesivo de energía). Pareciera que son modelos de fácil construcción y de alto rendimiento económico para las inmobiliarias.

Lo contrario es renovar las ciudades en su interior. Las zonas degradadas o subutilizadas. Repensar los espacios públicos como plazas, parques, aceras, estacionamientos, además de construir nuevas escuelas, canchas, dispensarios médicos, centros culturales y comunales. Esto si sería una revolución urbanística dinamizadora no sólo de la economía, sino de la cultura en su totalidad. Del modo de vivir en las ciudades, en verdaderas ciudades. Sin segregación socio-económica, con dignidad. En eso pone sus esperanzas.

 

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