Ultimas Noticias | Jueves 16 de Julio de 2009 | |
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Huelga de hambre y voracidad urbana
Caracas sigue sin pegar una. La oposición que tanto le critica al gobierno su incapacidad para atender la seguridad, la basura, el tráfico, entre otras cosas, ahora, que tiene el control de la alcaldía metropolitana y cuatro de las cinco alcaldías, resulta que su "burgomaestre mayor" se lanza a una huelga de hambre para que lo dejen trabajar.Mientras pudiera coordinar con sus cuatro alcaldes un sistema de planificación urbana para orientar la expansión de la ciudad hacia el sureste, por ejemplo, ¿o acaso la desaforada, destructora, irracional y absurda rapacidad habitacional en El Hatillo es una muestra de la calidad de ciudad a que aspiran? La alcaldía de El Hatillo, como la de Baruta y la de Chacao, donde se repite la voracidad constructora pero de centros financieros, empresariales y comerciales, son las que deben hacer dieta para dejar de agravar el déficit de transporte, servicios y equipamientos de los caraqueños. El Alcalde Metropolitano hace huelga de hambre, pero donde hay colinas boscosas y buenos terrenos, se los devoran las fauces insaciables de los promotores privados con el debido "consentimiento" o "vista gorda" o "esos permisos los dio el anterior", de sus pasados y actuales alcaldes. Hacen huelga de hambre, pero se engullen el futuro de la ciudad. Hacen huelga de hambre y se olvidan del control y del crecimiento planificado de Caracas. Hacen huelga de hambre y no se ocupan del arbitrario e ineficiente transporte privado. Hacen huelga de hambre y sus policías de brazos caídos. Hacen huelga de hambre y las empresas de recolección de basura pasan cuando quieren y a la hora que quieren. Hacen huelga de hambre y la ciudad a la deriva como "barco en cuarentena". Caracas, cuando le toque, tendrá que elegir a un nuevo Alcalde Metropolitano, pero sin ningún parecido ni semejanza a los tres que por allí han pasado. Es imprescindible incluir, de verdad, en la agenda política la relevancia de lo urbano, y la vivienda, y afrontarlos con seriedad, inteligencia, eficiencia y con mucho pueblo y sudor. Ojalá la gestión revolucionaria en Libertador dé un ejemplo de cómo iniciar el rescate y la transformación urbana para las mayorías y con la calidad requerida y deseada para una real y nueva forma de vivir en nuestra ciudad. Así que, cero huelgas de hambre, más atención a los engordes indecentes de los especuladores urbanos y mucha planificación, porque ése es el trabajo de un gobierno metropolitano. Ése es su ámbito y no otro. Ubíquese, sude y coma sano. Venezuela mágicaVenezuela debe ser el único país del mundo donde las ediciones de Leyes y Decretos Presidenciales son magníficos best sellers. En las calles y avenidas donde hay cierto tráfico peatonal Ud. encontrará un kiosco, una mesa de buhoneros o simplemente un pregonero-buhonero ofreciendo textos de Leyes, Decretos, Gacetas Oficiales y todo lo que se parezca a una norma, obligación, deber, derecho y similares que exista sobre cualquier asunto. Este curioso fenómeno puede tener diversas explicaciones, pero la que aparece primero es que la gente, el pueblo, las masas, las élites, creen que lo que dice la ley es lo que pasa en la realidad, las leyes creentienen una fuerza extraordinaria para modificar la realidad. Cuando algo anda mal los gobernantes creen que el problema se resuelve promulgando una ley. El inquilino que tiene treinta años pagando nominalmente por el apartamento que ocupa supone que con los Decretos de Barreto ya es propietario, o tiene el derecho de ser propietario y que por lo tanto en algún momento, la ley se cumplirá y pasará entonces a serlo. El recordado Indecu, estaba creado por una Ley y se regía por innumerables decretos y reglamentos y por lo tanto, toda la población creía que estaba protegida contra los abusos de los comerciantes y las empresas y podía reclamar y ver satisfechos sus reclamos. Si los bancos y las empresas tenían que devolver a los consumidores la plata que les habían cobrado de más, toda esa multitud de ciudadanos ponía la fiesta contando con algo nunca imaginado. Cualquier problema, pensaban, se puede resolver con la Ley apropiada. Todas esperanzas vanas. La realidad es dura y demuestra una y otra vez que no hay ley que valga, que las leyes no se cumplen y persisten los problemas. Las leyes no se cumplen porque hay impunidad, corrupción, burocracia y otras malas hierbas que lo impiden. Pero la explicación que dan algunos funcionarios del por qué los problemas no desaparecen sino que más bien se hacen más graves, es que eso se debe a que la Ley no estuvo bien redactada y la solución está en que hay que redactar otra Ley o modificar la existente. Rige la concepción mágica, la que ve a la Ley como el palito del mago que todo lo puede transformar. Esta creencia en la fuerza todopoderosa de la palabra está profundamente arraigada en Venezuela. Un ejemplo espectacular es la llamada Ley de Vivienda y Hábitat (o de Política Habitacional). Aparte de las 3 versiones de la Cuarta, en la Quinta ya van 5 versiones: 1999, 2000, 2005, 2007 y 2008. Para nadie es un secreto, y mucho menos para el Presidente de la República, que el desempeño del gobierno en los diez últimos años en el sector de vivienda y hábitat deja mucho que desear. Se ha buscado la solución en una rotación continua de ministros y nada. También se ha invocado al más allá con una rotación, algo menos exacerbada, de Leyes, decretos, normas, y nada. Pero parece seguir existiendo una fe inquebrantable en el poder de la palabra. La situación en este sector puede significar daños terribles para el proceso revolucionario. ¿No es tiempo de comenzar a buscar en la realidad, en los hechos, la manera de solucionar los problemas? InvasionesLas constantes y crecientes ocupaciones no controladas de edificios, urbanizaciones en construcción, terrenos vacíos, zonas protectoras, parques, en todo el país, son el síntoma de máxima alerta, y preocupante en extremo, de la realidad heredada y aún presente, originada de los fracasos de las estrategias urbanas y habitacionales aplicadas ayer y hoy. Son evidente y contundente argumento para un cambio radical, del enfoque y la planificación del sector. Aceras y Brocales tiene 3 años insistiendo en esto. En ÚN se hizo un reciente y extraordinario reportaje de dos páginas el 01-06-09. Surgen voces como la de JV Rangel sobre la ineficiencia pública en el tema, así como la de indudables revolucionarios en diversos ámbitos públicos o en grupos de análisis. ¿Qué falta para entender el problema? ¿Qué se debe hacer? ¿A quién dirigirse? ¿O será que las invasiones son normales? ¿O será que estamos absurdamente equivocados? ¿Será que nos queda algo de la Cuarta? ¿Será que somos imbéciles? ¡No, nada de eso! Lo que ocurre es que las invasiones son la vía para resolver los problemas de aquellos a quienes no les llega la política urbana y de vivienda. Entonces, la política urbana y de vivienda no sirve. Es insuficiente. Corre detrás del problema. No lo anticipa. Luego, hay que cambiarla radicalmente. Empezamos o el 2012 será el momento de la más trágica inflexión de nuestro país.
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