LA PUNTA
DEL ICEBERG
2 El iceberg son los millones y millones de compatriotas
cuyas vidas tal vez no corran apremiante peligro pero que viven en barrios, es
decir en unas condiciones inhumanas, cuya calidad de vida está muy por debajo
de lo que pudiera llamarse un nivel mínimo de lo que merece un ser humano. Una
enorme dificultad de movimiento para trasladarse entre sus viviendas y los
centros vitales de la vida urbana, los sitios de trabajo, de abastecimiento, de
educación, de salud, de deporte, de recreación, condiciones mínimas de
seguridad ciudadana, exposición a toda clase de conductas delictivas, carencia
total en muchos casos y parcial en la mayor parte de los servicios públicos
indispensables como agua potable, disposición de aguas servidas y de desechos
sólidos, drenajes de aguas de lluvia, gas, y hasta electricidad, en viviendas
sujetas a un fuerte riesgo de destrucción por movimientos sísmicos y muchas de
las cuales, las más recientes, están medio construidas con materiales de
desecho.
3 Blandín en un ejemplo clamoroso de esta aberrante
situación, que mal que bien, más o menos, es la de los barrios de Venezuela.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística el 57 % de la población vive
en barrios. En el 2001 según el INE el 53 % vivía en barrios es decir que la
tendencia a la barrificación es muy fuerte. De ese 57 % sólo el 12 % vive en
barrios consolidados, en relativas mejores condiciones, contra un 45 % que vive
en barrios no estables, o sea en las peores condiciones.
4 Es evidente que el Estado no hace lo necesario para
enfrentar esta situación. Los últimos 20 años del S XX fueron un desastre.
Puede recordarse la infeliz actuación de Fundabarrios, creada por Caldera, que
se dedicó a construir viviendas, a troche y moche, sin servicios, de
dimensiones ínfimas y una calidad atroz, con un urbanismo miserable, toda una
lacra, donde la corrupción galopaba libremente. Hay que lamentar que en los
últimos años no se ha hecho el esfuerzo que se necesitaba para enfrentar el
problema, el cual más bien se ha seguido agudizando. La manifiesta angustia del
Presidente Chávez, expresada con cada vez más frecuencia, es un reflejo de la percepción
que tiene el gobierno de lo que está pasando en el sector de vivienda y
desarrollo urbano. Pero hasta ahora no hay una respuesta adecuada.
5 Las propuestas puntuales del Presidente no constituyen
una política integral y coherente que oriente el gigantesco esfuerzo que hay
que hacer. Desde los niveles ministeriales competentes, hasta ahora, tampoco
surgen propuestas factibles que permitan enfrentar eficientemente la gravedad
de la situación. Por ejemplo, la muy reciente decisión del Presidente de
dedicar Bs. 6.450 millones para un plan de emergencia en vivienda, de los
cuales, aparentemente $ 1.000 millones del préstamo chino, para construir
25.000 viviendas en Caracas, es una propuesta importante y de ser factible, en
dos o tres años, podría resolver el problema de la punta del iceberg. Pero, ¿es
factible construir viviendas a 40.000 dólares? ¿Dónde están los terrenos? En
Caracas el Country Club y La
Carlota son insuficientes, aparte del descalabro para la
salud pública y el desastre funcional urbano que esto significaría. En el resto
del país tampoco son conocidos los terrenos donde se localizarían las
viviendas.
6 La construcción del socialismo es la meta máxima, es el
sistema social más justo, más solidario, más igualitario y más libre. Pero su
realización implica que la calidad de vida de la gente vaya mejorando, la moral
revolucionaria masiva necesaria que permitió la revolución soviética no existe
más en ninguna parte. Los tiempos y las tecnologías han cambiado a los
movimientos sociales. En Venezuela el problema de la vivienda y el desarrollo
urbano, aunque no aparezca en las encuestas como una necesidad prioritaria, si
no se enfrenta y se resuelve, es como las aguas subterráneas que van socavando
el piso sobre el cual se levanta la construcción de la sociedad. Es urgente la
formulación y la ejecución de las políticas que puedan resolverlo.
Campos de golf y Fuerte Tiuna
Cada vez
que la implacable realidad urbana insurge y nos golpea, como las lluvias y los
votos del 26S, reaparecen propuestas para ciertos terrenos de Caracas. Ahora,
otra vez, dos de los sitios más importantes y viables de desarrollar, están en
la mira para construir viviendas. Sin duda que la Caracas de 2010 no es la
misma de 50 años atrás. Sin duda que hay que revisar y transformar muchos
terrenos y usos en la ciudad. Sin duda que la vivienda debe formar parte de
casi cualquier acción urbana. Pero también, sin duda, debe hacerse bajo una
mínima planificación. Intervenir esos lugares debe ser bajo un plan integral de
desarrollo y ordenamiento de la ciudad. Jamás debe intervenirse puntualmente
áreas tan importantes por su extensión, ubicación y características
ambientales. Hagamos lo que haya que hacer en vivienda, pero con criterio y
sustento, nunca apurados y con desesperación ante los problemas acuciantes y la
emergencia. Construir mayoritariamente viviendas en los campos de golf y en
Fuerte Tiuna sin considerar las necesidades de equipamientos, servicios y
parques que justamente la vivienda exige para ser de calidad y los déficits que
la ciudad presenta, sería desperdiciar y mal utilizar los pocos espacios de
grandes dimensiones que quedan en Caracas.
Vivienda en escuelas
¿Qué les parece si
en cada centro educativo del país, donde sea posible por supuesto, se construye
una vivienda para una familia que funja de conserje, vigilancia y
mantenimiento? Si en el país hay 80 mil o 100 mil instalaciones educativas,
entre escuelas, liceos, universidades, etc., además de dotar de vivienda a un
significativo número de familias, tienen empleo, cuidan y mantienen el centro
educativo. Imaginemos si además se construye otra vivienda para el director o
para un maestro o profesor. Pero imaginemos más, si lo mismo se hace en los
centros de salud para conserjes, médicos, paramédicos. En las industrias y
fábricas para empleados y obreros. En los parques nacionales, etc. Vale la pena
analizarlo.
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