viernes, 19 de abril de 2013

AyB 265 - 24 Marzo 2011

AyB 265 - 24 Marzo 2011







Y SIN EMBARGO SE MUEVE


1 A comienzos del Seiscientos Galileo formuló la tesis de que era la Tierra la que se movía alrededor del Sol y no a la inversa como sostenía la Iglesia Católica. Fue sometido a juicio por la Inquisición y ante la amenaza mortal se retractó. Pocos años después se hizo famosa su frase “Eppur si muove”, “sin embargo se mueve”. No hay nada más peligroso que la verdad, entendida como identidad de pensamiento y realidad.

2 En relación a la vivienda es un hecho universal que en las sociedades urbanas las personas con frecuencia cambian de residencia. En Venezuela, sin arriesgarse mucho, se puede decir que más del 90 % de las personas ha cambiado varias veces de residencia durante su vida. La gente cambia de residencia por múltiples razones, porque consiguió un trabajo en otra ciudad, porque mejoró o empeoró su condición económica y busca una vivienda cuyo precio se adecue a sus posibilidades, porque se casó y no quiere vivir con la suegra, porque tuvo otro hijo y ya no caben, porque los muchachos se fueron de la casa y esta es muy grande, etc. etc. etc. A veces  las necesidades son más o menos permanentes, otras veces son temporales, conseguí un empleo en otra ciudad pero por seis meses, y así.

3 ¿Qué pasaría si no hay viviendas vacías que los que necesiten mudarse puedan ocupar cumpliendo con las leyes socialistas o capitalistas que rijan la sociedad? Se tranca el juego. El mundo se vuelve una especie de cementerio con la casa como tumba. La existencia de un stock mínimo de viviendas no ocupadas es la forma racional que las sociedades han encontrado a la profunda necesidad de cambiar de residencia. Que la forma de la negociación sea el alquiler, el comodato, la venta, el trueque, el permiso, etc., es otro problema. ¿Qué pasa con nuestro país?

4 Hasta la fecha ha existido una cierta cantidad de viviendas desocupadas que son las que permiten la movilidad social en el espacio. Los mecanismos para cambiar de vivienda han sido habitualmente la compra-venta y el alquiler. El Estado desde hace décadas no construye viviendas en alquiler, por lo que este mecanismo se cumple entre privados.

5 Ahora ocurre que a partir de la enunciación del Socialismo del Siglo XXI y del inicio de la etapa de transición, se ha desatado una campaña violenta contra la vivienda en alquiler, que por ser una negociación entre privados, es acusada de ser una forma de explotación capitalista salvaje. Por eso se está promoviendo una nueva ley que regirá la cuestión de las viviendas en alquiler. En la práctica esta ley conduce a la desaparición de la oferta de viviendas en alquiler. Son tales las restricciones y condiciones que se impondrían que ningún privado será capaz de ofrecer viviendas en alquiler.

6 Lo contradictorio e irracional es que esa misma nueva ley reconoce la necesidad social de la existencia de un cierto stock de viviendas en alquiler al exigir que en todos los nuevos proyectos de desarrollos de viviendas un 25 % de ellas deba ser destinado al alquiler y no a la venta. En este período de transición ningún privado, cuya actividad todavía es permitida, invertirá un centavo en producir viviendas si tiene que alquilar un 25 % de las que construya. La razón es simplísima: el alquiler de viviendas está muy lejos de ser una empresa rentable en un sistema capitalista.

7 En Venezuela no se construyen edificios para alquiler de viviendas en muchísimos años. Hace 20 años sólo el 3 % de las viviendas existentes eran apartamentos en alquiler. Los que todavía existen, casi en su totalidad, no son propiedad de empresas capitalistas sino de pequeños ahorristas de clase media que antes de 1980 todavía podían tener capacidad para comprar una vivienda para tener una renta, cosa que ya no existe.

“Eppure si muove”

8 Hay una necesidad social de viviendas desocupadas de las que una parte puedan ser ocupadas por corto plazo. Hasta la fecha gran parte de esa necesidad ha sido satisfecha por la oferta privada de viviendas en alquiler. El diagnóstico que hace el Gobierno es que esa oferta privada se ha desbocado y transformado en capitalismo salvaje que explota brutalmente al pueblo indefenso. Por lo tanto hay que regular al máximo esa oferta para que deje de ser salvaje y cumpla una función social.

9 Eso está muy bien. Pero va contra la realidad. Ningún taxista cobra por una carrera menos de lo que le cuesta, ningún carnicero venderá carne perdiendo. Para eso está el Estado que puede subsidiar. Está subsidiando la carne pero todavía no al transporte público privado. Lo mismo sucede con la vivienda en alquiler. Ningún privado invertirá en viviendas en alquiler sin obtener un beneficio razonable.

10 Es al Estado que le corresponde construir vivienda de alquiler de interés social, con cánones de arrendamiento adecuados a los ingresos de los inquilinos. En Europa, en algunas socialdemocracias, del total de viviendas existentes hasta un 30 % son de alquiler de interés social. ¿Por qué no en Venezuela? Es un mecanismo justo socialmente y resuelve el problema del cambio temporal de domicilio que realmente existe, no es inventado.

11 Venezuela es un país con fe ciega en las leyes. Nuestros archivos están llenos de leyes de simplificación de trámites administrativos que más bien han tenido el efecto de complicación de los trámites administrativos, de leyes de convivencia ciudadana que parecen incentivar la agresividad, ¿cuántas versiones van ya en pocos años de leyes de política de vivienda y de licitaciones?

12 Haciendo un paralelo, inadmisible en nuestra época de cambios radicales y de participación popular, podría pensarse que los legisladores se comportan como los grandes inquisidores convencidos de que sus creencias mentales pueden modificar la realidad, pero a su pesar ésta sigue moviéndose. Se olvidan de que hay que estudiar la realidad para encontrar la verdad.

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