lunes, 15 de abril de 2013

AyB 244 - 21 Octubre 2010

AyB 244 - 21 Octubre 2010




URBANIZAR TIERRA MASIVAMENTE (1)


1 La planificación urbana en Venezuela tiene una historia cuyos resultados han sido bastante desastrosos. Una razón ha podido ser que los planes han sido muy mal concebidos, peor diseñados y elaborados en tiempos tan largos que al ser terminados ya estaban totalmente obsoletos. En muchos casos ni siquiera hay planes. Otra que a lo mejor los planes estaban bien y su ejecución, es decir la ejecución de las obras estructurantes urbanas, no ha seguido los planes. Tal vez haya sucedido todo lo malo a la vez.

2 La planificación nació mal. Es cierto que en los 50 se creó la Comisión Nacional de Urbanismo y que en la práctica se adelantaron algunos planes de desarrollo urbano para las principales ciudades. Un caso célebre fue el Plano Regulador de Valencia preparado y aprobado por el Concejo Municipal de esa ciudad a pesar de la violenta oposición del por entonces Ministerio de Obras Públicas. La historia dio la razón al Concejo Municipal, en especial con la gran Zona Industrial prevista, y hoy Valencia es una de las ciudades más dinámicas del país; aunque su proceso de urbanización ha sido igualmente caótico.

3 Lo cierto es que nunca tuvo una base legal nacional sólida hasta 1983 en que se aprobó la Ley Orgánica para la Ordenación del Territorio, según la cual el Poder Nacional tomaba las decisiones hasta un cierto nivel de detalle y decretaba los POU (Planes de Ordenamiento Urbanístico) y luego en 1987 cuando la Ley de Ordenación Urbanística, complementaria de la anterior y en la que se le atribuía al Poder Municipal una cierta capacidad de decisión, en los niveles dependientes del POU, que se concretaban en los Planes de Desarrollo Urbano Local (PDUL). Su nacimiento tardío quizás determinó su escasísimo impacto en el desarrollo y configuración de nuestras ciudades, todas caóticas, sin funcionalidad, impulsando la segregación y la marginalidad, carentes de estructura y de las áreas de servicios y equipamientos necesarias.

4 Estas Leyes han demostrado su total ineficacia. En 2005 la Asamblea Nacional aprobó la Ley Orgánica para la planificación y Gestión de la Ordenación del Territorio pero nunca recibió el ejecútese y es letra muerta. Siguen vigentes las leyes de los 80. En el fondo del problema está en primer lugar en la coexistencia de un estado débil y complaciente y los muy poderosos intereses de los propietarios de la tierra interesados en sacarles el máximo provecho económico a su desarrollo sin miramiento algunos por los nefastos impactos sociales de sus acciones.

5 Un ejemplo. Hay propietarios de terrenos urbanos de cierta extensión que deciden urbanizarlos. La Ley exige áreas de reserva para algunos equipamientos urbanos según la capacidad de población del terreno. Un terreno grande con una gran población exige áreas para educación superior y salud que no se exigen cuando la población está por debajo de ciertos límites. La práctica de la explotación inmobiliaria es que el propietario divide su terreno en lotes más pequeños, con una capacidad de población menor y que por lo tanto no tiene la obligación de prever las áreas para equipamientos superiores. Al final construye por separado todas las partes en que ha dividido su propiedad y obtiene un área vendible mucho mayor porque no ha incluido, legalmente, las áreas para equipamientos superiores. La ciudad queda con su buen déficit de equipamientos.

6 Otro caso. Cuando existe, el Plano de Ordenación Urbanística prevé áreas de expansión para la ciudad respectiva por plazos de 20 a 25 años, en general. Hay una buena cantidad de tierra por desarrollar, pero normalmente eso no pasa de una manera progresiva, ordenada, sino que el propietario de un terreno en la periferia, desconectado del resto de la ciudad, decide desarrollarlo y lo hace porque la Ley se lo permite. El Estado tiene que construir calles y tuberías de agua, cloacas y electricidad hasta esos terrenos alejados, a un gran costo, que va en beneficio del propietario privado y quedan en la ciudad grandes zonas despobladas, terrenos sin desarrollar, sujetos al azar de la dinámica inmobiliaria.

7 Un tercer caso. En las poquísimas ocasiones en que Planes de Ordenamiento aprobados, estos son frecuentemente modificados por los Concejos Municipales. A un terreno con baja densidad se le sube la densidad, muchas veces de manera exagerada, con lo que el valor del terreno sube a la estratosfera, con inmensos beneficios para los propietarios. No importa que la nueva población congestione el tráfico, empeore la dotación de servicios, cree problemas ambientales. Money, Money, Money.

8 Otro aspecto catastrófico es que nuestro planeamiento y nuestra gestión urbanos están calcados de modelos importados de países con historias, tradiciones y realidades totalmente diferentes a las nuestras. Los modelos europeos y norteamericanos que hemos adoptado no funcionan en Latinoamérica y en Venezuela por supuesto mucho menos. Esos modelos desconocen la existencia de la marginalidad, la informalidad, todo ese extraordinario mundo que establece su propio ordenamiento y su propia dinámica en total ruptura con los del establecimiento tradicional hasta ahora incapaz de encontrar un ajuste aceptable y por lo tanto en una permanente y cada vez más aguda conflictividad.

9 Nuestras metodologías de planificación y gestión urbana tienen la ridícula aspiración de hacer desaparecer esa insurgente realidad cubriéndola con un manto que denominan las zonas de desarrollo especial. Hay una dicotomía extrema entre  las casi inexistentes normas legales y formales de urbanización para las zonas de barrios, llamadas zonas especiales y la realidad de esos barrios donde habita, según se estima, el 60 % de la población venezolana. En otra línea Gobierno tras gobierno han tratado de ejecutar algunas obras concretas de mejoramiento de la situación de los barrios: Consolidación de barrios, centros de servicios, habilitación de los barrios, etc. Iniciativas palúdicas, anémicas, fantasmagóricas que nada han logrado frente a la magnitud del problema que además sigue creciendo aceleradamente. Por todo esto hay que urbanizar mucha tierra, masiva, continuamente. Dios ilumine a nuestros gobernantes antes del Apocalipsis.

¡ASÍ SE HACE, MAGNÍFICO!

Desmontaje de publicidades en edificios de Plaza Venezuela. Caracas. Sólo faltan por desmontar dos más. Cortesía de Iris Espinoza. Octubre 2010.



No hay comentarios:

Publicar un comentario