Alejandro López - Alfredo Foffé
acerasybrocales@gmail.com
CIFRAS CIERTAS
El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha
avanzado para la fecha buena parte del trabajo previo que hay que hacer para
poder realizar el Censo Nacional de Población y Vivienda del 2011. Una parte considerable de ese trabajo previo
es el Censo de Estructuras que se hace en todo el país y que da cifras bastante
aceptables sobre el número de viviendas existentes y de sus condiciones de
habitabilidad. En la absoluta oscuridad informativa en la que vive el país,
estas cifras son un respiro muy apreciable para quienes consideramos que sin
información no se puede planificar y sin planificación no hay socialismo que
valga. Uno de los libros preferidos del
Profesor Giordani es “Planificación bajo presión” (Friend, Hickling, 2002), pero aún en esas
condiciones extremas se requiere un mínimo de información factual, que no es
accesible en el país. Realmente nos admira ver como el Profesor Giordani
orienta la nave del Estado en esas condiciones, aunque no es de descartar que
él sí maneja esa información desconocida para el resto de los mortales. Pero el
hecho es que en este momento hay algunas cifras no oficiales pero que provienen
de fuentes confiables.
En Venezuela para 2010 habrían 6.407.100
viviendas, ¿familiares ocupadas?, de las cuales 2.555.300 (40 %) no tienen
ningún tipo de problemas y 3.851.900 (60 %) sí presentan problemas desde leves
hasta graves, como es el caso de las viviendas que deben ser sustituidas, cuyo
número alcanza a 761.000 (12 %). Las cifras y los porcentajes están redondeados
para hacerlos más fácilmente legibles.
Para el 2001 había 5.192.900 viviendas familiares ocupadas por lo que en
el período de 9 años el aumento fue de 1.214.200 es decir de 134.900 viviendas
por año. En el 2001 el número de
viviendas que había que sustituir era de 490.200 y su porcentaje era del 9 %
del total, es decir que en los 9 años el número de viviendas inaceptables aumentó
en 270.800, es decir 20.100 por año y el porcentaje pasó del 9 al 12 %. No hay
datos que permitan decir cuantas
viviendas formales se construyeron entre el gobierno y las empresas privadas y
cuantas informales construyó la gente por su propia iniciativa. En el período
1990-2001 se construyeron 658.500 viviendas formales, el 40 %, y 968.900
informales, el 60 %. Sin mucho riesgo se
puede apostar a que el porcentaje de las formales debe haber bajado a cerca del
30 % entre el 2001 y el 2010 y que el de las informales subió a un 70 %.
Una característica bastante alarmante es que
según los datos oficiosos hay 739.700 viviendas que necesitan ampliarse. Se puede suponer que la necesidad de
ampliación es sobre todo de cuartos para dormir porque existe un fuerte
hacinamiento en la vivienda. Puede ser que la ampliación necesaria sea un baño
o similar pero es poco posible. Se puede deducir entonces que hay hacinamiento
en 700.000 familias en Venezuela, hacinamiento en una de cada nueve viviendas.
El hacinamiento es uno de los factores que más inciden en el deterioro de la
calidad de vida por la presencia de la terrible promiscuidad de niños y
adultos. En otro sentido esas 700.000
familias son las que en este momento requerirían viviendas y que, no de golpe
pero en pocos años, van a invadir cualquier terreno que puedan para construirse
cualquier clase de cobijo, seguramente ranchos.
La situación es lamentable y las tendencias
apuntan a un porvenir todavía más oscuro. Esto no es una novedad. Es del
conocimiento común que los programas de vivienda y hábitat durante el proceso
revolucionario no han sido satisfactorios. El Presidente con frecuencia habla
del grave problema de la vivienda. A nivel ministerial ha habido un cambio
generacional importante en las últimas semanas. ¿Será esto la señal positiva de
que los tiempos están cambiando?
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