AyB 271 - 12 Mayo 2011
ES BUENO EL CILANTRO, PERO NO TANTO
Los venezolanos debemos hacer un esfuerzo por vernos
a nosotros mismos y a los demás con respeto. Obvio. Pero sobre todo con
reconocimiento de los atributos mutuos. En cualquier relación el otro sabe
igual que uno o más. O no sabe de algo pero si de otras cosas.
¿A qué viene esto? A que nuestros “pobres” tienen
sus capacidades y posibilidades para alcanzar mejoras en su calidad de vida,
aunque hayan sido excluidos durante siglos y vivan en la fragilidad de la miseria
que aún perdura. Por lo tanto, los planes y programas del Estado, por ejemplo
en vivienda, deben formularse y ejecutarse con un enfoque que los valore. Sin
dádiva ni caridad a quien vive en precariedad social, económica y física y por
ello “regalarle” la casa.
Por el contrario, todos los programas públicos
deben impactar favorablemente a sus beneficiarios, pero también deben exigir
una contraprestación o compromisos. La casa o el apartamento en ningún caso,
salvo en muy, pero muy particulares circunstancias, deben ser gratis. Hay
formas de “pagar” la vivienda. Con trabajo comunitario voluntario. Con acuerdos
para cancelaciones futuras cuando mejore la situación de la familia. O hasta
con el compromiso de barrer el frente de su casa.
Hay muchas otras formas. Pero lo que parece
importante, es que las políticas y los programas públicos, no sólo deben crear provecho
al colectivo sino que además, deben ser profunda y ampliamente, formativos y estimulantes
de la ética y el desarrollo integral de la población. Considerar a los
venezolanos capaces pero en realidades precarias y por tanto apoyarlos basándose
en sus posibilidades y potencialidades, es muy diferente a asistirlos por
caridad, porque son pobres.
Nada de eso. La Gran Misión Vivienda Venezuela
debe sustentarse en los recursos del Estado, pero además en las aptitudes de
los beneficiarios. Por ello se debería solicitar, a todos los grupos familiares
que se inscriban, en el registro actualmente en proceso, cuáles son sus
posibles o potenciales aportes al programa de vivienda en ahorros, terrenos, horas
de trabajo y experticias.
La vivienda debe obtenerse con afán y
contribución de las familias, además del enorme rol del Estado. Así, la Gran
Misión Vivienda respeta, valora, estimula y haría sentir a la familia
agradecida y orgullosa. Y para colmo, optimizaría el uso de los bienes públicos,
lo cual permitiría atender a más hogares. Pero además, el socialismo se
construye con consciencia política y con ardor comprometido y reflexivo del
colectivo. Sin un estado excesivamente benefactor, que disminuye al individuo.
La contraprestación templa al pueblo. El socialismo urge de entereza y
constancia. Jamás de flaquezas.
¿PRIVATIZAR LOS PARQUES?
En los 80 la Tatcher en Inglaterra y
Reagan, impulsaron el neoliberalismo como triunfo de la libertad total para los
agentes económicos, con su corolario inmediato: la destrucción de todos los
mecanismos de regulación total, especialmente del Estado como institución. En
Venezuela se impuso plenamente en los 90 con las segundas presidencias de
Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera. Muchísimas empresas de propiedad pública
fueron privatizadas y la gran presa, la riqueza petrolera venezolana, estaba a
punto de ser entregada al capital privado en 1998. La victoria de Chávez salvo
al país de la debacle. En la actualidad el proceso se ha invertido y el
proyecto de país socialista ha estimulado los procesos de nacionalización a
niveles nunca vistos. El socialismo es el polo opuesto de la privatización.
¿Qué pasa entonces? ¿Por qué el gobierno
socialista está empeñado en la privatización de los espacios públicos? Estamos
frente al proyecto de la inminente construcción de 776 apartamentos en terrenos
del Parque Vargas. Los terrenos a ser ocupados pertenecen a todo el pueblo, a
todos los habitantes de Caracas y del país. Son terrenos que han debido
utilizarse para los equipamientos colectivos de los que hay un déficit
gigantesco en la ciudad y para parques. En la actualidad están abandonados y
subutilizados por la desidia y la ineficacia de las autoridades públicas que
tenían la obligación de construir y sembrar y equipar. Pero están ahí y podrían
ser utilizados para el bienestar público y para elevar el nivel de la calidad
de vida de todos los ciudadanos. Al construirse viviendas esos terrenos se
privatizan y pasan a ser propiedad de un puñado de individuos en detrimento de
los derechos de la sociedad. Es una decisión anti socialista y absurda.
Se aduce que esas viviendas son para los
damnificados por las lluvias recientes. El problema es darles vivienda a esos
damnificados y es correctísimo el empeño del gobierno de darles viviendas a
esos damnificados. Pero para eso no tienen que atentar contra los bienes de
todo el pueblo y de toda la sociedad, que utiliza esos bienes, esos terrenos
para satisfacer necesidades colectivas, públicas, sociales universales. Es
perfectamente posible construir esas viviendas en terrenos que no son
utilizados o que deben ser utilizados para beneficio de todo el mundo y
elevación de la calidad de la vida de todo el mundo.
¿No son demasiado flojos, demasiado cómodos,
los encargados de resolver el problema de los damnificados para pretender
privatizar los terrenos que están más a la vista y que tienen una excelente
accesibilidad? Por ahí están terrenos del INAVI, como sus grandes propiedades
en Macarao, con anteproyecto listo, con cabida para 12.000 viviendas. Ahí
mismito, al lado, magníficos terrenos en el triángulo delimitado por la
Av. Lecuna , la
Av. Fuerzas Armadas y la Autopista , completamente
subutilizados y listos para una intervención masiva de renovación urbana. Pero
como que es mucho trabajo. Es más fácil privatizar el Parque Vargas. Pero así
se construye el anti socialismo no la sociedad socialista del futuro.
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