EL PROBLEMA
1 En
estas últimas semanas la vivienda ha pasado a ser una de las más altas
prioridades del gobierno revolucionario. Las lluvias y sus impactos han sido un
factor adicional para impulsar aún más esa preocupación. El presidente decidió,
ante los magros resultados obtenidos en 10 años, asumir directamente y con
increíble fuerza, la conducción de la política de vivienda para alcanzar en el
año 2020, él aspira en menor plazo, “resolver” el problema de la vivienda. Ante
ello surgen muchas, variadas y contradictorias reflexiones, inquietudes, dudas,
emociones, esperanzas. Tan sólo vamos a comentar parte de esas inquietantes
cavilaciones.
2 Extremando
las consideraciones sobre una parte de la historia de la vivienda en Venezuela,
podríamos decir que hubo dos grandes sucesos que dejaron una huella positiva en
la gestión pública de la vivienda en el país.
3 La
primera fue la renovación urbana de un sector de Caracas con el diseño y la
construcción de la urbanización El Silencio. Allí se conjugó la visión
holística de la ciudad con la decisión política del gobierno. Se planteó el
problema, se formuló un enfoque integral y de largo aliento sobre la ciudad, se
organizaron equipos de planificación, diseño y construcción, se seleccionó a un
buen y reconocido arquitecto, Carlos Raúl Villanueva, y se procedió a
transformar un pedacito de Caracas, con grandes posibilidades de aplicarse en
otros lugares y ciudades y contribuir con un futuro urbano de calidad creciente.
Hasta allí quedó. En adelante pasó a ser el ejemplo extraordinario de una
experiencia que plenó publicaciones de todo tipo, conferencias, exposiciones,
clases magistrales. Fue el “modelo” para la formación de arquitectos durante
décadas. Aún lo es. Pero, siempre hay un aguafiestas, no ha sido posible que
salga del museo en que lo encerraron desde los años 40 y no existe ninguna
experiencia urbana en Venezuela que al menos la iguale. ¿Cuál es la
explicación? Posiblemente está en aquello de que lo hizo el “gobierno anterior”
y por ende es descartable. Recordemos que el presidente Medina fue derrocado y
su gobierno convertido, por los sucesores, en una etapa política que debía
borrarse o al menos aparecerla como nefasta e irrepetible.
4 La
segunda, fue en los años 60, en el antiguo Banco Obrero (hoy reducido a un
INAVI desabrido). Un grupo de jóvenes profesionales, idealistas, de diferentes
ideas y posiciones políticas, dominantes hacia la izquierda del momento y
conducidos por Leopoldo Martínez Olavarría (LMO), simpatizante social
demócrata, pero honesto, ético, tolerante de la diversidad profesional e
ideológica, desarrollaron lo que se llamó la Unidad de Diseño en Avance. Allí
bajo la protección de LMO (recuerden, era época de efervescencia política y la
guerrilla estaba en pleno apogeo y estos jóvenes, algunos, simpatizaban y hasta
la apoyaban), lograron integrar los elementos básicos de una estrategia urbana
y de vivienda.
5 Ese
grupo de jóvenes y entusiastas funcionarios, entre los cuales, por ahora, sólo
mencionaremos a Henrique Hernández cofundador de esta página y fallecido hace
casi dos años, tuvieron la oportunidad de entregar sus esfuerzos al asunto de
la vivienda en un organismo con sólida trayectoria y dirigido por quien con
talento y visión de futuro les permitió desarrollar sus ideas y propuestas,
incluso en contra de las propias líneas del gobierno al cual servía. Lograron,
con esa base política, desarrollar experiencias para optimizar y racionalizar
la planificación y el diseño urbano. El diseño progresivo, eficiente y
sustentable de viviendas para diferentes condiciones y realidades.
Comprendieron, y eso marcó su acción, que la vivienda está imbricada con el
desarrollo general de la sociedad, en particular con la ciudad, las
comunidades, con los procesos, técnicas y racionalización de la industria de la
construcción y sus derivados. Que la vivienda debía adaptarse a nuestra
realidad, producirse con nuestros recursos, construirse con nuestra gente y ser
un sector impulsor del desarrollo de la economía y capacidades nacionales.
6 Pero,
siempre hay un aguafiestas, “llegaron los siguientes” y esas experiencias eran
del gobierno anterior y por tanto, desechables. Luego, vinieron tres décadas de
un baile de decretos y leyes, hasta hubo aquel famoso “del subsidio al
suicidio” que sentenció Luis Lander, que ilusionaban y cultivaban la esperanza
de los pobres pero la implacable realidad era que políticos, constructores,
industriales, banqueros y promotores inmobiliarios engordaban sus bolsillos y
expectativas. Hasta llegar a la bancarrota urbana, habitacional, social, ética
e industrial, de una Venezuela que “supo decir basta”.
7 Entonces
apareció inesperadamente, la revolución bolivariana. La cual en 10 años no ha dado
pie con bolas en vivienda, aunque en otros sectores le ha dado a todas las bolas,
a las de aquí y a las de otras latitudes.
8 ¿Para
qué todo este recuento? Porque hoy estamos frente a una emocionante e inédita encrucijada.
El presidente asumió el problema. ¿Cómo actuaremos? ¿Valdrá la pena revisar y
evaluar lo que hemos hecho, pero también lo que no hemos logrado? ¿Diremos que
todo lo anterior es inservible? ¿Trabajaremos en equipo, llamaremos a muchos
que saben pero que no los hemos querido incorporar por aquello de las miserias
humanas que nos afloran? ¿Veremos a la vivienda con perspectiva a futuro, como
impulsora de las capacidades criollas, de la industrialización y desarrollo de
la construcción, realizada con y para las mayorías? ¿La veremos dentro de
nuestra realidad y pobreza? ¿Entenderemos la trascendencia y necesidad de planificar,
de concebir a la vivienda como una parte del desarrollo urbano? ¿Rescataremos
al diseño urbano y de la vivienda, que parece que se fueron de farra?
¿Gestionaremos una política, un plan, muchos programas, bastantes proyectos,
todos sustentables, evaluables y ajustables en el tiempo? ¿Comprenderemos al
fin que la vivienda y el desarrollo urbano son procesos sociales, económicos,
industriales? ¿Qué no es inmediata sino progresiva la forma de producirlos,
construirlos y consumirlos? ¿Inventaremos o erraremos?
Dos ejemplos, dos visiones
Urbanización
(emblemática) El Silencio, Caracas, construida en los años 40. |
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