lunes, 15 de abril de 2013

AyB 239 - 16 Septiembre 2010

AyB 239 - 16 Septiembre 2010



(SUB) DESARROLLO URBANO Y VIVIENDA LUCRATIVA

1 Sigue vivita y coleando la “tradición”, en buena parte del país, especialmente en las regiones y ciudades administradas por opositores del gobierno y por convicción. Pero también por algunos, quienes estando con el proceso, viven la contradicción con la política nacional, sin la audacia para enfrentar y transformar la realidad heredada. La “tradición” es la práctica del “dejar hacer” a los privados y facilitarles los medios para construir viviendas accesibles a quienes tienen buenos ingresos. Mientras que para las mayorías de bajos ingresos, cuando detallan alguna idea, copian programas actualmente en ejecución: subsidios, que hoy existen, créditos a largo plazo con tasas preferenciales, que hoy existen y bajísimas, plazos hasta 30 años, que hoy es lo común. Prometen la propiedad de la vivienda y durante este proceso se han entregado y se entregan cada día, demasiados títulos individuales, para nuestro gusto. Porque debería entregarse la tierra en propiedad individual y familiar pero también en forma comunitaria, especialmente en los barrios. Pero no mencionan aspectos claves como la obtención y habilitación de tierra urbana, como evitar las invasiones, medidas para industrializar la producción de la vivienda popular, la planificación y organización institucional y comunitaria, entre muchas otras.

2 Para identificar esas políticas urbanas y de vivienda que calificamos de tradicionales, lo mejor es observar como se aplican en algunos municipios de Caracas, lo que se repite en muchos otros en el “interior” del país. Los programas de vivienda son los de “toda la vida”: casitas o edificitos pobres para pobres, y maquillaje parejo en los barrios. Pero lo que realmente debe notarse porque indica por donde van los tiros, es la manera como se produce la vivienda y particularmente como se administran las ciudades.

3 La visión tradicional, primero, se apoya en la forma largamente demostrada como ineficiente y llena de vicios, como es la construcción de mediante contratos a privados con todos los problemas de costos elevados, baja calidad, plazos excesivos y por supuesto, viviendas ubicadas en zonas con servicios, equipamientos, vialidad y fuentes de empleo, deficitarios o inexistentes. Y segundo, es clave como se otorgan usos y sobre todo los cambios de uso y densidades, en las diferentes áreas o zonas urbanas.

4 En Chacao priva el uso financiero y corporativo. Quieren convertir a ese municipio en un Manhatan criollo. Lo cual da caché y jugosos impuestos municipales. Pero nada aporta al desarrollo equilibrado de la ciudad, menos en vivienda, y nada en vivienda popular, que son las que se requieren. Pero hay que reconocerles que hacen algunas aceras buenas (en la Avenida Miranda, donde se vean bastante) y uno que otro equipamiento urbano con calidad arquitectónica y funcional.

5 En El Hatillo, zona de expansión única de Caracas, por sus cualidades ambientales, lo están degradando aceleradamente y densificando con visión especulativa y de arrase ambiental, que además del deterioro propio de la zona, está contribuyendo al caos vial, de servicios y de equipamientos de toda Caracas. Se construye donde sea, desapareciendo las necesarias y gratas topografías y zonas boscosas que caracterizaban a ese municipio. Los cambios de uso y densidades son para facilitar las ansias de negocios de una clase inmobiliaria voraz e insaciable. Si en algún sitio se muestra la política de vivienda de la oposición, El Hatillo es la joya de la corona: vivienda lucrativa y destrozo ambiental, con insuficientes servicios y vialidad (esperan que el gobierno lo resuelva en el futuro, cuando la realidad sea insostenible). Es la prueba irrefutable de la irresponsabilidad de las administraciones locales.

6 En Baruta, copiando el estilo Chacao pero con diferencias porque tienen zonas de barrios aguerridos, se manejan entre el maquillaje de barrios con una que otra edificación interesante para salud o educación, viviendas de lujo y especulativas, y esperan la oportunidad de “manhatizar” a Las Mercedes, lomito del municipio, que por presiones vecinales, ineficiencia de las autoridades locales y por presiones antagónicas de intereses mercantiles, desde hace años no han podido desatar la vorágine inmobiliaria que hasta a las sauditas y asiáticas ciudades les daría la envidia pareja.

7 En Sucre, aunque es prematuro ver por donde se inclinarán, se vislumbra una atención casi esmerada a las clases “votadoras” por la oposición y mucho maquillaje y acciones puntuales y llamativas en los barrios, sin afrontar lo sustancial de las necesidades de los más pobres.

8 En muchos estados, el panorama es similar. Ausencia de políticas y ejecuciones innovadoras en materia urbana y vivienda. Continúan con la visión viviendista de construir “donde se pueda”, tierra apta o no, a través de jugosos contratos con particulares y por supuesto con la insuficiente capacidad de servicios, equipamientos y vialidad, y además con densidades absurdas (recuerden los llamados “altos Mirandinos”). Dice el refrán: pan para hoy, hambre para mañana. Eso ha sido el resultado de esa visión viviendista.

9 Los problemas urbanos de nuestras ciudades son comunes y obedecen a esa visión especulativa, sin planificación, y demagógica, que privó durante tanto tiempo. Se inició en los finales de los años 60, durante el gobierno de Caldera, y se desató y desparramó con todas sus perversidades y fracasos durante los años 80 y 90. Fueron 30 años largos y duros, durante los cuales se consolidó uno de los fracasos más espectaculares y enormes, en su complejidad y magnitud, de la sociedad venezolana. Hoy es nuestro reto. Tan grave ha sido el problema causado que hasta en este momento de cambios radicales, se tienen grandes dificultades para afrontarlo. Hoy, con una nueva dirección en el sector urbano y de la vivienda, se hace impostergable, el romper paradigmas y enfoques convencionales, y asumir con enorme audacia, innovadoras formas de entender la vivienda y las ciudades. Ahí está el detalle.

10 El fracaso urbano y de la vivienda de ayer es el que hoy sigue vivito y coleando en demasiados estados y municipios. Con contradicciones necesarias en unos y con convicción ideológica en otros. Conviene que se den cuenta y formulen una política de cambio real y no de clichés y vaguedades electorales. Hay que pensar en el país, en lo colectivo y su futuro, y no en los intereses grupales ni coyunturales.
 
Tomada (sin permiso) del diario El Correo del Orinoco 2010

En El Hatillo construyen sus “Bloques 12 de abril” (de 2002). Tomada por nuestro amigo Juan V Gómez Gómez (recientemente fallecido)


 


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