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DESARROLLO URBANO Y VIVIENDA LUCRATIVA
1 Sigue vivita y coleando la “tradición”, en
buena parte del país, especialmente en las regiones y ciudades administradas
por opositores del gobierno y por convicción. Pero también por algunos, quienes
estando con el proceso, viven la contradicción con la política nacional, sin la
audacia para enfrentar y transformar la realidad heredada. La “tradición” es la
práctica del “dejar hacer” a los privados y facilitarles los medios para
construir viviendas accesibles a quienes tienen buenos ingresos. Mientras que
para las mayorías de bajos ingresos, cuando detallan alguna idea, copian
programas actualmente en ejecución: subsidios, que hoy existen, créditos a
largo plazo con tasas preferenciales, que hoy existen y bajísimas, plazos hasta
30 años, que hoy es lo común. Prometen la propiedad de la vivienda y durante
este proceso se han entregado y se entregan cada día, demasiados títulos
individuales, para nuestro gusto. Porque debería entregarse la tierra en
propiedad individual y familiar pero también en forma comunitaria,
especialmente en los barrios. Pero no mencionan aspectos claves como la
obtención y habilitación de tierra urbana, como evitar las invasiones, medidas para
industrializar la producción de la vivienda popular, la planificación y
organización institucional y comunitaria, entre muchas otras.
2 Para identificar esas políticas urbanas y
de vivienda que calificamos de tradicionales, lo mejor es observar como se
aplican en algunos municipios de Caracas, lo que se repite en muchos otros en
el “interior” del país. Los programas de vivienda son los de “toda la vida”:
casitas o edificitos pobres para pobres, y maquillaje parejo en los barrios. Pero
lo que realmente debe notarse porque indica por donde van los tiros, es la
manera como se produce la vivienda y particularmente como se administran las
ciudades.
3 La visión tradicional, primero, se apoya
en la forma largamente demostrada como ineficiente y llena de vicios, como es
la construcción de mediante contratos a privados con todos los problemas de
costos elevados, baja calidad, plazos excesivos y por supuesto, viviendas
ubicadas en zonas con servicios, equipamientos, vialidad y fuentes de empleo,
deficitarios o inexistentes. Y segundo, es clave como se otorgan usos y sobre
todo los cambios de uso y densidades, en las diferentes áreas o zonas urbanas.
4 En Chacao priva el uso financiero y
corporativo. Quieren convertir a ese municipio en un Manhatan criollo. Lo cual
da caché y jugosos impuestos municipales. Pero nada aporta al desarrollo
equilibrado de la ciudad, menos en vivienda, y nada en vivienda popular, que
son las que se requieren. Pero hay que reconocerles que hacen algunas aceras
buenas (en la Avenida
Miranda , donde se vean bastante) y uno que otro equipamiento
urbano con calidad arquitectónica y funcional.
5 En El Hatillo, zona de expansión única de
Caracas, por sus cualidades ambientales, lo están degradando aceleradamente y
densificando con visión especulativa y de arrase ambiental, que además del deterioro
propio de la zona, está contribuyendo al caos vial, de servicios y de
equipamientos de toda Caracas. Se construye donde sea, desapareciendo las
necesarias y gratas topografías y zonas boscosas que caracterizaban a ese
municipio. Los cambios de uso y densidades son para facilitar las ansias de
negocios de una clase inmobiliaria voraz e insaciable. Si en algún sitio se
muestra la política de vivienda de la oposición, El Hatillo es la joya de la
corona: vivienda lucrativa y destrozo ambiental, con insuficientes servicios y
vialidad (esperan que el gobierno lo resuelva en el futuro, cuando la realidad
sea insostenible). Es la prueba irrefutable de la irresponsabilidad de las
administraciones locales.
6 En Baruta, copiando el estilo Chacao pero
con diferencias porque tienen zonas de barrios aguerridos, se manejan entre el
maquillaje de barrios con una que otra edificación interesante para salud o
educación, viviendas de lujo y especulativas, y esperan la oportunidad de
“manhatizar” a Las Mercedes, lomito del municipio, que por presiones vecinales,
ineficiencia de las autoridades locales y por presiones antagónicas de
intereses mercantiles, desde hace años no han podido desatar la vorágine
inmobiliaria que hasta a las sauditas y asiáticas ciudades les daría la envidia
pareja.
7 En Sucre, aunque es prematuro ver por
donde se inclinarán, se vislumbra una atención casi esmerada a las clases
“votadoras” por la oposición y mucho maquillaje y acciones puntuales y llamativas
en los barrios, sin afrontar lo sustancial de las necesidades de los más
pobres.
8 En muchos estados, el panorama es
similar. Ausencia de políticas y ejecuciones innovadoras en materia urbana y
vivienda. Continúan con la visión viviendista de construir “donde se pueda”, tierra
apta o no, a través de jugosos contratos con particulares y por supuesto con la
insuficiente capacidad de servicios, equipamientos y vialidad, y además con
densidades absurdas (recuerden los llamados “altos Mirandinos”). Dice el
refrán: pan para hoy, hambre para mañana. Eso ha sido el resultado de esa
visión viviendista.
9 Los problemas urbanos de nuestras
ciudades son comunes y obedecen a esa visión especulativa, sin planificación, y
demagógica, que privó durante tanto tiempo. Se inició en los finales de los
años 60, durante el gobierno de Caldera, y se desató y desparramó con todas sus
perversidades y fracasos durante los años 80 y 90. Fueron 30 años largos y
duros, durante los cuales se consolidó uno de los fracasos más espectaculares y
enormes, en su complejidad y magnitud, de la sociedad venezolana. Hoy es
nuestro reto. Tan grave ha sido el problema causado que hasta en este momento
de cambios radicales, se tienen grandes dificultades para afrontarlo. Hoy, con
una nueva dirección en el sector urbano y de la vivienda, se hace
impostergable, el romper paradigmas y enfoques convencionales, y asumir con
enorme audacia, innovadoras formas de entender la vivienda y las ciudades. Ahí
está el detalle.
10 El fracaso urbano y de la vivienda de
ayer es el que hoy sigue vivito y coleando en demasiados estados y municipios.
Con contradicciones necesarias en unos y con convicción ideológica en otros.
Conviene que se den cuenta y formulen una política de cambio real y no de
clichés y vaguedades electorales. Hay que pensar en el país, en lo colectivo y
su futuro, y no en los intereses grupales ni coyunturales.
Tomada (sin permiso) del diario El Correo del Orinoco 2010 |
En El Hatillo construyen sus “Bloques 12 de abril” (de 2002). Tomada por nuestro amigo
Juan V Gómez Gómez (recientemente fallecido) |
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