Ultimas Noticias | Jueves 24 de Mayo de 2007 | |
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Con el tráfico estamos pelando
En este mismo periódico, jóvenes periodistas bien intencionados pegan el grito en el cielo, interpretando el sentir de los caraqueños con carro: ¡hay que aumentar las vías de circulación! Por otra parte, el Departamento de Ingeniería Vial de la Escuela de Ingeniería Civil de la UCV, conjuntamente con la Sociedad de Ingeniería de Transporte y Vialidad, declaran, en un foro sobre el tema, aproximadamente lo mismo en un conjunto de diagnósticos y recomendaciones. Pero taima, que la cosa no es tan simple. La opinión del público, acogotado y desesperado por el tiempo perdido en un tráfico absolutamente ineficiente, es comprensible. No lo es, si viene de organismos especializados que deben tener por su mismo oficio un conocimiento holístico del asunto. En una necesaria perspectiva de a) ahorro de energía, b) de reducción drástica de los efectos del transporte automotor sobre la salud (accidentes y contaminación del aire), c) de progresivo acercamiento a la planificación de una ciudad más justa e igualitaria, y d) sabiendo como se sabe, que aumentar las vías conduce a un incremento de usuarios que conduce a su vez a la necesidad de más vías, en un verdadero círculo vicioso, el acento debe ponerse no tanto en los remedios momentáneos de aumento de vías -conjuntamente con otros, igualmente útiles y racionales pero en una visión de corto alcance- sino en un plan inmediato, radical y masivo de transporte público en todos los niveles, tipos y modalidades. A ello hay que agregar, paralelamente, un plan igualmente drástico de desestímulo de acceso en carro al casco de la ciudad. Por lo tanto, no a las costosísimas autopistas de tres pisos y a los ensanches de vías arbitrarios ignorando al peatón. Si la gente tiene un sistema de transporte público barato, digno, civilizado y eficiente que pueda llevarla a todas partes con facilidad, no tendrá entonces inconveniente en no usar el carro sino para emergencias o para hacer recorridos largos entre ciudad y ciudad. No es una utopía. Tanto que se habla de los ejemplos de ciudades exitosas. Vean lo que se ha hecho en Curitiba, en Brasil. Pero si quieren un ejemplo de alcurnia de primer mundo, tomen el ejemplo de Londres, que de paso tiene, ¡ojo!, un alcalde de izquierda. ¿Quién ha dicho que Caracas está condenada a la mediocridad o, peor, al fracaso? Transporte urbano: ¿público o privado?En febrero de 2007, Chile puso en funcionamiento el Transantiago (sistema de transporte colectivo privado), el cual resultó ser un caos y provocó una crisis política en la gestión de la presidenta Bachelet. El Gobierno entregó a privados la reordenación del sistema de transporte colectivo de la capital.El Transantiago se inspiró en la experiencia de Bogotá con el Transmilenio, compuesto de grandes unidades que circulan por vías exclusivas. Pero ¿qué pasó?, que faltaron unidades porque los empresarios no quieren arriesgar. En los barrios más pobres, menos rentables, los autobuses no llegan o lo hacen con grandes intervalos. La población camina kilómetros para llegar a una parada donde puede esperar hasta una hora la llegada del autobús. Se dice que miles han perdido sus empleos por llegar tarde. En consecuencia el Metro no se da abasto. La población realizó manifestaciones y la indignación aumentó cuando se destaparon los niveles de improvisación y de especulación de los empresarios. Las pérdidas (30 millones de dólares sólo en abril) fueron cubiertas con un auxilio del Gobierno. El Metro estatal fue obligado a prestar dinero al Transantiago y el Gobierno propuso al Parlamento un préstamo de 290 millones a una empresa privada que incumplió y fue ineficiente. El colmo fue que el ex presidente Frei, demócrata cristiano neoliberal, pidió "un sistema de transporte estatal como en las grandes ciudades del mundo". Buena experiencia para nosotros, aunque aquí pareciera imposible el disparate de otorgar a privados el sistema de transporte autobusero. Pero en la práctica, la mayoría de los autobuses y busetas de Caracas son propiedad y son administradas por privados, y Caracas es un ejemplo extraordinario de la anarquía e ineficiencia del transporte superficial, con la excepción honrosa del Metrobús. A la hora de afrontar este tema, que ojalá la Magdalena logre que sea "muy ya de inmediato", debe ser el sector público el que planifique, coordine, administre, norme, controle, supervise, corrija, y mantenga seguimiento constante, del sistema masivo de autobuses, aunque las unidades sean de privados (cooperativas, pequeños empresarios, etc). Pero la decisión de rutas, horarios, paradas, número y estado de las unidades, comportamiento de los conductores, tarifas y todo lo demás, debe ser responsabilidad y coordinación pública.
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