lunes, 25 de marzo de 2013

AyB 137 - 29 Mayo 2008

Ultimas Noticias | Jueves 29 de Mayo de 2008


Henrique Hernández Alejandro López Alfredo Roffé

acerasybrocales@gmail.com

La Circunvalación Sur


No es una novedad. El tráfico en Caracas está totalmente colapsado.

Cuando Dante escribió la Di vina comedia, no pensó en un círculo infernal donde los condenados estarían eternamente despiertos, sentados dentro de un carro parado, a temperaturas que hicieran la respiración dificultosa, con una contaminación sónica de 120 decibeles, etc.

Pero las grandes ciudades contemporáneas se han ocupado de eliminar sus omisiones, especialmente Caracas. Cálculos optimistas hacen pensar que el caraqueño pasa unas cuatro horas diarias en su pequeña lata caliente. El coeficiente mental promedio ha bajado en unos 12 puntos.

Las tensiones emotivas han subido en 24 puntos, con su secuela de enfermedades psicofisiológicas. El vocabulario se ha reducido a unas doscientas palabras, de las cuales ciento veinte son maldiciones. El consumo de gasolina y de cerveza se eleva a cifras vomitivas. Y así sucesivamente.

En esta página siempre hemos abogado porque se reduzca drásticamente el uso del vehículo privado y se aumente superdrásticamente el transporte colectivo. Esta es evidentemente la solución más adecuada y racional. Pero mientras Dios ilumina los cerebros de las autoridades competentes y estas llevan adelante algunas medidas, el volcán va a explotar.

Es decir, que simultáneamente con la solución más racional, hay que pensar en algunas medidas que, sin ser absolutamente irracionales, como la de añadir más pisos a las autopistas actuales, en algo contribuyan a aliviar la enorme presión actual.

Hace varias décadas se habló de la circunvalación sur, y en algunos sitios la idea ha sido recordada. Viéndola por encima, no resulta tan disparatada. Las autopistas en Caracas forman como una mano.

La palma es el centro en sentido amplio, los dedos son las autopistas: la del centro, la de Oriente, la Cota Mil, la de Caricuao, la del sureste; la Francisco Fajardo es como el borde de la palma.

Para ir de oriente a occidente y viceversa, hay que pasar por el centro. Para ir de un dedo a otro, hay que pasar por el centro. La circunvalación sur completaría la red y disminuiría la concentración de todas las vías en la palma, en el centro.

Por supuesto que hay que actualizar los estudios y proyectos, establecer las etapas y estimar los costos, que deben ser muy altos.

Pero existe un impuesto por mejoras. Los caraqueños pagarían lo que fuera por salir del círculo infernal del tráfico en Caracas. Es una idea, pero en una primera aproximación resulta atractiva.

El bulevar de Santa Rosa


El bulevar de Santa Rosa, en Caracas, es una oportunidad para seguir haciendo lo que se ha comenzado con tanto éxito en Sabana Grande.

El ancho de sus aceras, sus proporciones, su proximidad al parque Los Caobos, el carácter y el uso de las edificaciones que allí se han construido (entre ellas, el magnífico centro de estudios musicales del maestro Abreu) o se pueden construir, todo indica que la gobernación o la alcaldía deben asumir la terminación adecuada de lo que puede ser para los caraqueños un nuevo estupendo paseo.

Se comenzaron hace unos meses algunos contactos y reuniones. Vale realmente la pena continuar hacia un feliz término.

Ni siquiera se trata de mucha inversión. Con algunas expropiaciones de parcelas muy deterioradas y de discutible propiedad, y un buen diseño urbano, se puede hacer mucho para la ciudad. Se trata más bien de buena voluntad (política, por supuesto).

Dos casas de entonces: una lección para hoy



Miremos por un momento estas dos viejas fotos (cortesía de una magnífica página web, www.vie jasfotosactuales.org, cuya consulta recomendamos ampliamente), una casa en Valencia y otra en La Guaira. 1902 o 1903.

Una modernidad extraordinaria. Las dos son el resultado muy inteligente de un mirada directa y sincera al contexto: ¿dónde estamos, qué nos rodea, qué temperatura tenemos, con qué materiales vamos a construir, qué nos conviene realmente para la vida que llevamos? Estructura liviana y a la vista, materiales económicos, ventilación, sombra, dobles techos, patios y corredores. Perfecta relación con el lugar, precisa respuesta al clima y al trópico. Modestia y economía de formas que es resultado de una evidente comprensión de una situación histórica. Pero tampoco abandono al acoso de la precariedad. Un ejemplo magistral de sencillez y alegría.

¡Qué lección para nuestros tiempos de confusión y de nuevorriquismo cuarto y quintorrepublicano! ¡Cuántas cosas hemos perdido en esta, nuestra centenaria búsqueda de actualización y reconocimiento! Que en lo esencial no ha sido sino imitación ciega de éxitos y resplandores ajenos y lejanos.

Estas dos fotos no las traemos a colación por nostalgia ni por añoranza del pasado.

Las mencionamos para que nos sirvan de comparación, para que nos detengamos un momento a examinar lo que estamos haciendo hoy, después de un siglo: para ver si nuestras casas son mejores, las de la mayoría, las que hace el Estado, hasta la de los millonarios también. Si las de ahora son más funcionales y más bellas. Un simple recordatorio.


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