domingo, 10 de marzo de 2013

AyB 110 - 08 Noviembre 2007

Ultimas Noticias | Jueves 08 de Noviembre de 2007


Henrique Hernández / Alejandro López /Juan Pedro Posani / Alfredo Roffé

acerasybrocales@gmail.com

La Carlota: reto socialista


En la base aérea de Caracas, los ministerios de Defensa, Vivienda yCiencia y Tecnología, pretenden construir 620 viviendas y edificaciones para desarrollo tecnológico, convenciones, exposiciones y helipuerto; además, conexiones viales nortesur y dejar la pista para emergencias. La opinión de tirios y troyanos en consenso: apoyan desarrollar un parque, ampliación del de El Este, dejar la pista, construir las conexiones viales y el helipuerto, revisar las edificaciones para convenciones, exposiciones y tecnológicas, y bajo ninguna circunstancia construir las 620 viviendas ¿Qué razones sustentan este consenso? - Es un área libre, única y estratégica, para usos públicos masivos faltantes en Caracas. Sin usos privados (vivienda).

El proyecto no responde a un plan integral de desarrollo metropolitano de la capital.

Enfoca la planificación urbana con criterios puntuales, inconsultos, privilegiando a pocos, sin fundamentos técnicos integrales, como las "políticas" pasadas que originaron los problemas urbanos actuales.

El poder popular fue ignorado en la propuesta, por lo que el debate constructivo y la decisión democrática se omitieron.

Incumple la promesa presidencial de un parque para Caracas.

Se debería revisar el proyecto de La Carlota. Estamos en el octavo "inning", hasta el noveno se puede rectificar para considerarla con visión integral, dentro de la región metropolitana, con participación popular y técnica, democráticamente y sustentada en un diagnóstico serio de Caracas. Sólo proponer 620 viviendas muestra un mal enfoque, que se desconoce a Caracas y su prospectiva, que se ignora a la gente, sus necesidades y expectativas. La Carlota es un reto política y técnicamente. Adelantémonos al noveno inning. Integremos el poder popular y la capacidad técnica disponible para reformular la propuesta actual, por una que sea mejor técnica y democráticamente.

Que entusiasme y muestre una nueva visión (¿socialista?) de la ciudad, que sea referencia al país. Hay tiempo, rectificar es propio de la sensatez.

La Carlota, todo el tiempo

La Carlota debe ser un parque.

La extraordinaria oportunidad para la ciudad de Caracas de ampliar su espacio verde para la salud y el esparcimiento de su población, no puede ni debe ser desperdiciada en proyectos que se la vayan comiendo a mordiscos.

Eso mismo volvió a confirmarse en la segunda convocatoria a un foro en la GAN, por parte del Museo de Arquitectura.

Novedad importante, el Viceministro del Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y la Tecnología, con un espíritu democrático que le hace honor, participó también y expuso los lineamientos generales de lo que piensan hacer los tres ministerios encargados del proyecto.

Todos los asistentes, sin embargo, precisaron lo siguiente con unánime consenso:


1 El proyecto de La Carlota es un proyecto urbano de enorme importancia para la ciudad.
2 La vocación del terreno de La Carlota debe ser la de un parque conectado con el del Este, tal como lo propuso el presidente Chávez.
3 El parque, conservando la pista para emergencias, puede ser un espacio de enorme utilidad como refugio en caso de catástrofes naturales.
4 Al parque debe corresponder un diseño de alta calidad, como ejemplo del tratamiento que debe dársele a un problema y a una oportunidad urbana de esa magnitud.
5 En todo caso, el proyecto debe ser objeto de una consulta popular que coincida con los principios de participación protagónica de nuestra Constitución.

Cinco criterios muy simples y contundentes. Para avanzar en la discusión, los representantes de los consejos comunales, de las asociaciones de vecinos, de Clase Media Revolucionaria y del Psuv, que estuvieron presentes, acordaron estudiar las medidas más oportunas para lograr que se escuche la opinión de los habitantes de Caracas.

¿Son malos los centros comerciales?

E n toda Venezuela, principalmente en Caracas, se ha producido una proliferación desmesurada de centros comerciales. Ante esta situación se ha levantado una opinión que ve en los centros comerciales la expresión más pura del consumismo propio del capitalismo salvaje. Esa postura llama a la reconquista de los espacios públicos, los parques, plazas y jardines como los espacios apropiados para el desarrollo de una actividad social de contemplación e intercomunicación sana y solidaria. Tal vez valdría la pena una consideración más profunda de estos nuevos fenómenos sociales, un análisis de las razones por las cuales se producen y qué tienen de positivo y negativo, como cualquier otra experiencia humana. Sobre todo en la discusión sobre la ciudad socialista parece importante no caer en esquematismos que pueden llevar a desastres antropológicos. Entre sociólogos, analistas culturales, antropólogos, políticos y hasta filósofos hay mucha discusión sobre temas ligados con los centros comerciales que vale la pena revisar y tener en cuenta antes de pronunciarse tan linealmente. En esa discusión resulta muy llamativo el estudio de las necesidades y sobre todo la diferenciación entre deseos y necesidades. También la discusión sobre las manifestaciones sociales y las individuales, y entre ellas el consumismo, donde un enfoque reduccionista lo considera una mera expresión de las más perversas manipulaciones capitalistas. Tal vez una de las tragedias de la Unión Soviética fue su énfasis en las manifestaciones-necesidades sociales y su indiferencia ante las manifestaciones-deseos individuales.

Los centros comerciales como los conocemos, piénsese por ejemplo en el Sambil de Caracas, incluyen una gran cantidad de tiendas y se han añadido una serie de servicios, cines, locales para espectáculos y diversión, cibercafés, bancos, ferias, comunicaciones, peluquerías y algunos más que los dotan de una fuerte sinergia. Añaden facilidad de acceso y seguridad, nada despreciable en nuestro tiempo. ¿De qué carecen? No tienen ni un metro cuadrado dedicado a actividades sociales o culturales: teatros, salas de concierto, centros de interactividad social y/o tecnológica, salas de exposición, museos, áreas artesanales, galerías, cines de ensayo, auditorios, salas de reuniones, áreas temáticas, puestos para malabaristas, teatro de calle, y toda esa inmensa gama de posibilidades de satisfacción de necesidades y deseos individuales distintos a la adquisición y consumo de objetos materiales. Es verdad que los centros comerciales actuales están construidos para producir el máximo posible de ganancias económicas, para explotar al máximo ciertas necesidades y los deseos individuales de sus visitantes.

Lo hacen hasta la exageración, hasta la inducción avasallante. Pero también es probable que un gran centro, donde no hubiera ni un metro cuadrado dedicado a lo que se descalifica como consumo, caería en el gran defecto del comunismo real de ignorar profundas necesidades humanas como la de tener una identidad propia que incluye la posesión de algunos distintivos.

Estos problemas son de una enorme complejidad y exigirían un gran esfuerzo de análisis y discusión. Pero son grandes y reales problemas que se presentan en la construcción de una nueva sociedad. Desconocerlos sería actuar con la mentalidad de las avestruces.

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