miércoles, 27 de marzo de 2013

AyB 147 - 07 Agosto 2008

Ultimas Noticias | Jueves 07 de Agosto de 2008


Henrique Hernández Alejandro López Alfredo Roffé
acerasybrocales@gmail.com

¿Hasta cuándo?



Al comienzo, los organismos de vivienda (Conavi, Mindur, Fondur, Inavi), fueron dirigidos por profesionales competentes, conocidos entre sí. Tremenda oportunidad para cambiar la política urbana y de vivienda, y comenzar una gestión audaz.

Pero algo pasó ¿El personalismo impidió tal esperanza? Primera derrota.

En seguida vino una nueva gestión en vivienda. Generales al mando. Se olvidó (grave error) la planificación del sector vivienda y urbano. Se ignoró una estrategia preventiva contra la formación de nuevos barrios. Se ofrecieron 100.000 casas y se hicieron 20.000. Segunda derrota.

Luego, se nombró una gerencia en Conavi que priorizó el discurso anticorrupción (todo el mundo era ladrón). Y paralizó la gestión en vivienda durante meses mientras se descubría a los bichitos. Nada. Éstos no aparecieron. Sólo se hizo una Constituyente que descubrió el agua tibia y pasó al olvido. Tercera derrota.

A continuación una era gris sin rumbo. Pasan funcionarios fugaces y prometedores, acusados de incumplidores. Cuarta derrota.

De nuevo la "solución". La disciplina y eficiencia militar.

Estruendoso fracaso. El problema es muy complejo. Relacionado con múltiples aspectos y con el rol de la gente. Aplican obsoletas recetas de la Cuarta República. Ineficiencia total. Quinta derrota. ¿No hay quinto malo? Pues los hay.

Hoy, 9 años después, se inicia otra etapa. La sexta. Regresan algunos de los que participaron en la primera derrota. Hay esperanzas. Incertidumbres.

Escasas señales de por dónde irán los tiros. Se habla de una visión parcial, arquitectónica, del asunto urbano y vivienda.

Ojalá sea falso. Ausentes los indicios, hasta ahora, de que se hará en planificación, industrialización de la vivienda popular, producción masiva de tierra urbanizada y producción y construcción comunitaria ¿Se priorizará la urbanización en lugar de la construcción de viviendas?


¡Ahí viene el tren!



Nadie discute la importancia de la capacidad de movimiento de bienes y personas en el mundo moderno. Se trata de un asunto esencial para la economía y la cultura del planeta tal como lo conocemos. En el caso de Venezuela, por decisiones perversas de los dueños del mundo y de sus servidores locales, ese movimiento se ha puesto a rodar sobre cauchos, por carreteras, calles y autopistas. Las consecuencias las padecemos.

Ahora el gobierno revolucionario ha puesto en marcha un enorme plan que implica cambios profundos: una extraordinaria red ferroviaria (13.600 km) que va a cubrir y conectar todo el territorio nacional. Y diferentes modernísimos sistemas de transporte local, ampliaciones o nuevos Metros subterráneos o sistemas superficiales tipo trolebús o BusCaracas y Metrocable para la Gran Caracas, Mérida, Maracaibo, Barquisimeto, Valencia.

Si estos planes llegan a cumplirse y a ampliarse con coherencia, como es de desear política y civilizadamente, el panorama de la movilidad masiva en el país va a tener una transformación tan drástica como nunca su hubiera podido imaginar. ¿Viajar cómodamente desde Cumaná a Maracaibo en tren? ¿Miles de toneladas transportadas con seguridad de un lado a otro por toda Venezuela? Un mundo de relaciones completamente distinto. Enteramente nuevo para nosotros, viejo de casi dos siglos para los países "desarrollados".

Pero mejor tarde que nunca.

Porque este gigantesco cambio revolucionario que se anuncia y comienza aceleradamente en el campo de la movilidad, nos pondrá a tono con los cambios que tendrán que ocurrir en el campo paralelo de la energía.

Las ciudades de Estados Unidos, que viven desparramadas sobre miles de hectáreas de baja densidad, amarradas costosamente con los lazos de las autopistas, ¿qué van a hacer sin petróleo cuando éste se acabe? Previsión acertada para nosotros (el nuestro también se irá a acabar), problemas ingentes para ellos.

Estos cambios que comienzan promisoriamente en el país no están exentos de problemas, y ciertamente no excluyen errores parciales, momentáneos, localizados. Pero la orientación, la planificación general, es completamente correcta. A esa debemos atender, con ella debemos sintonizar. Y dejar que sinvergüenzuras ideológicas (como, por ejemplo, las de quien afirma rotundamente en televisión que nuestra economía se está hundiendo en el viejo comunismo) resbalen y terminen donde corresponde, en la basura de la desinformación.

Un fantasma recorre Caracas


El fantasma del terremoto.

Con sus sacudidas aterradoras. Con el miedo paralizante mientras los techos y paredes se desploman sobre nosotros. Con su tropel infinito de muertos y las lamentaciones de los escasos sobrevivientes. Y mucho más. Una ciudad de barajitas, Caracas, que con un soplo se transforma en un montón de ruinas que se pierden en el horizonte.

Suena muy apocalíptico.

Ojalá nuestra esperanza logre detener la historia y logre detener el sismo. Según la Dirección de Riesgo de la Alcaldía de Libertador, nada más que en Antímano hay 210.000 personas en situación de riesgo. La densidad de población en los barrios es de 500 habitantes por hectárea. Altísimo. Claro. En los barrios no hay ningún tipo de control sobre las edificaciones y la gente construye un piso sobre otro piso sobre otro piso. Sin ninguna clase de defensa estructural contra el sismo. Es posible que en los barrios de Caracas la población en alto riesgo sísmico pase de 2,5 millones de personas. ¿Qué se hace? Se editan unos folletos que explican qué hacer frente a un sismo. Se aconseja a la población buscar los sitios más seguros, donde hay estructuras en concreto armado que se refuerzan unas con otras. Pero en los barrios estas estructuras no existen, los edificios no tienen fundaciones. Son recomendaciones válidas para las sólidas estructuras antisísmicas construidas en el valle, bien calculadas y bien ejecutadas. No para las frágiles de los barrios.

¿No se puede hacer algo? ¿No se pueden hacer y difundir cartillas especiales para los habitantes de los barrios? ¿No se puede poner en marcha un programa masivo de mejoramiento antisísmico de esas miles de vivienda?



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