miércoles, 13 de marzo de 2013

AyB 122 - 07 Febrero 2008

Ultimas Noticias | Jueves 07 de Febrero de 2008


Henrique Hernández Alejandro López Alfredo Roffé

acerasybrocales@gmail.com

Algunas explicaciones necesarias


Hemos recibido algunas observaciones oficiosas al contenido de esta página que precisan unas explicaciones. Nos interesa sobremanera el éxito de este ensayo revolucionario que ya ha transformado a Venezuela y que debería transformarla aun más hasta llegar a convertirla en el país que todos los ciudadanos progresistas y moralmente sanos deseamos. Para ser coherentes con ello, estamos convencidos de que un instrumento absolutamente pertinente y necesario es el ejercicio de la crítica y la autocrítica. Creemos que la modestísima labor realizada por el colectivo de esta página, durante los cortos años de su existencia, es justamente eso: el ejercicio de la crítica constructiva, dirigida a señalar errores y a plantear soluciones, conjuntamente con destacar los éxitos y aciertos.

Pero se nos dice que nuestro estilo es demasiado agresivo y descalificador, se nos reprochan algunos adjetivos y un supuesto desequilibrio en las afirmaciones que hemos venido haciendo sobre el sector de la vivienda y el hábitat, que ha sido para nosotros un tema privilegiado. Si se nos señalaran razonadamente, estamos muy dispuestos a reconocer nuestros posibles excesos. Tal vez sirva como explicación la angustia ante las metas no logradas, las afirmaciones equivocadas y los errores evidentes cometidos durante el período revolucionario que comenzó en 1999. Quedan firmes los hechos a los cuales nos hemos referido: el sector vivienda es uno de los sectores públicos con el cual se han cosechados menos éxitos y donde se concentran muchas críticas. ¿Deberíamos callarnos frente a las evidencias porque con ello se le hace el juego a los adversarios? ("¿por qué no te callas" les recuerda algo?).

Y es éste un tema general, una cuestión de principios que concierne a todos los sectores de las obras públicas, a toda la administración del Estado, ministros, gobernadores y alcaldes, de arriba a abajo.

¿No es acaso lo que nos reclama el Presidente en todas las reuniones y todos los domingos? No es cierto que la crítica interna, revolucionaria, le dé armas a la oposición. Quienes le dan armas a la oposición son los ineficaces, los corrompidos, con su mal gobierno, su pésima capacidad de creación y de ejecución, incapaces de planificar, programar y ejecutar las obras y dar los servicios que el pueblo requiere con urgencia. Aquellos responsables de la gestión pública que mienten o que roban.

No criticar, no hablar, no señalar los errores que se cometen, las desviaciones del camino hacia la meta socialista, es hacerse cómplices y servidores de la contrarrevolución. Por el contrario, la crítica revolucionaria constructiva y vigilante es absolutamente necesaria para que se revisen programas ideológicos y materiales, se hagan las rectificaciones necesarias y se reimpulse con fuerza y pasión la práctica revolucionaria.

A partir de nuestra experiencia siempre hemos ofrecido propuestas y hemos avanzado señalamientos que juzgamos válidos. Otra vez: podemos habernos equivocado al formularlos. Si así fuera, simplemente queremos decir, en nuestro descargo, que todos, absolutamente todos, pero especialmente los funcionarios públicos, todavía debemos aprender a hacer y a recibir críticas, a saber escuchar y a saber proponer. Y en definitiva, es esencial recordar que cuestionar polémicas sobre todo por el estilo y la formulación, es decir, rechazar el contenido por la forma, es una práctica eterna de la derecha.

Todo lo anterior viene a cuento porque a partir de esta semana se retira uno de los compañeros que han escrito en estas páginas. La razón es parte de una realidad pesada y compleja con múltiples interpretaciones. Una de ellas es que nos falta mucho para aplicar correctamente la muy actual consigna del Presidente, la de las tres R. Y esto va directo a quien le toca: a las autoridades revolucionarias que deben aprender a tolerar las críticas, a convertirlas en aprendizaje y a no dejarse llevar por tentaciones retrógradas. En ello nos jugamos el destino del nuevo socialismo del siglo XXI, que queremos verdaderamente democrático y no una mala repetición de las prácticas cuartorrepublicanas.

Algo para La Charneca ¡por fin!

La gerencia de Cametro ha anunciado que el Metrocable de San Agustín del Sur, La Charneca, comenzará a funcionar en el segundo semestre de 2008. Es una excelente noticia que por fin se esté ejecutando una obra importante de rehabilitación en una zona de barrios. En Caracas y otras ciudades con topografía accidentada, una de las grandes tragedias de los barrios que se han construido en los cerros es la accesibilidad. La mayor parte de las dignas viviendas allí construidas por sus habitantes no tienen acceso vehicular sino sólo por veredas y escaleras, subiendo a pie grandísimas alturas que pueden llegar a un equivalente de 18 y más pisos. El acarreo de una bombona de gas, de materiales de construcción, de cualquier objeto algo pesado, comporta gastos e inmensos esfuerzos. Hay muchas personas mayores o minusválidas que no pueden salir de sus casas.

El sistema Metrocable tiene cinco estaciones cuya ubicación ha debido ser bien estudiada por el Metro. En sus alrededores se han previsto algunos equipamientos comunales como anfiteatros y canchas, lo cual también es una excelente iniciativa. La construcción marcha lentamente, sobre todo por la dificultad de que hay que liberar terreno y por lo tanto, demoler viviendas y reubicar a sus habitantes. Hay 216 casas por demoler, pero para diciembre 2007 sólo 99 familias han sido reubicadas. El problemas de liberar terreno para calles y otros equipamientos es la piedra de tranca de los programas de rehabilitación, y allí ha naufragado la mayor parte de los que se han iniciado. Las familias se niegan a salir, primero porque pierden los lazos de solidaridad y apoyo de sus vecinos, que les han permitido sobrevivir por años, y segundo porque no encuentran adónde mudarse. El Gobierno produce sólo un número ínfimo de nuevas viviendas para centenares de miles de familias excluidas, y una vivienda vieja tiene un precio inalcanzable. Las instituciones deberían inventar nuevas modalidades de reubicación para resolver este problema y poder así proceder a una verdadera y significativa rehabilitación de los barrios.

Las buenas intenciones fracasadas ya van a cumplir los 50 años. Desde el Informe Cruz Fernández de los años 60, al Equipamiento de Barrios del Banco Obrero, hasta los más recientes fracasos de Fundacomun para rehabilitar las zonas de Petare norte y La Vega, sin contar la infinidad de decretos, resoluciones, comisiones, etc.

La mitad de la población de Venezuela sigue afectada gravemente en su calidad de vida por la incapacidad de los gobiernos para ejecutar programas de rehabilitación y mejoramiento en barrios.

Ojalá que en el caso de La Charneca se puedan cumplir las metas fijadas. Sería un gran logro del gobierno del presidente Chávez.



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