Henrique Hernández
Todo el mundo muere de algo. Es inevitable.
Pero la lucha de Henrique contra las tenazas del mal que lo acosó durante casi
dos décadas ha sido ejemplar. Con la pertinaz tozudez que siempre lo ha
acompañado y que lo caracterizaba de manera tan evidente para todos, peleó
contra la enfermedad con uñas y dientes y una voluntad de acero, con la
inteligencia y la paciencia del estratega que sabe retrasar su destino
irremediable. Ejemplar como ha sido ejemplar toda su vida. Con una coherencia
admirable, vida y obra, pensamiento y acción, HH estuvo siempre donde creía que
debía estar, siempre del lado de lo honesto, de lo justo, de lo recto, del
futuro, de la calidad, de la esperanza. Revolucionario sin vacilaciones. Su
crítica fue un mensaje de defensa y de alerta de los cambios de estos tiempos.
Una vida de trabajo incansable, de incansable puesta en discusión de lo
que pareciese obvio, una búsqueda permanente, obsesiva por la racionalidad, es
el ejemplo que nos ha dejado.
Esta página queda ahora con dos
escribidores. Ya su nombre no estará en el encabezado, pero hemos decidido, en
su honor, que permanezca su foto.
HH ha sido un soporte, una guía, una
referencia en todo lo que se ha escrito durante los años que tenemos peleando
por un mundo mejor. Sus análisis críticos, hacia fuera y hacia dentro, han
guiado nuestras palabras; sus argumentos señalándonos el único camino: el de la
coherencia, el de la firmeza de principios, el de la fe en que es posible una
sociedad más justa a pesar de todas las derrotas y de todos los tropiezos; y de
todas las pequeñas miserables miserias que ensucian y entristecen los días.
HH ha realizado una labor de décadas a favor de una mayor racionalidad
en el ejercicio de la construcción del espacio. La vivienda popular ha sido el
centro de su trabajo, de su atención, de sus investigaciones, de sus obras. Los
resultados que pudo lograr, durante varios períodos políticos ajenos a sus
ideales, dieron la medida de su inteligencia y fortaleza de carácter. En la
historia del Banco Obrero (BO), el equipo de Diseño en Avance, así como en
muchas de sus obras realizadas, ha quedado una experiencia invalorable. Impulsó
el desarrollo tecnológico, la vinculación entre la vivienda y la ciudad, la
industrialización de la vivienda popular y la participación de las comunidades
en la producción y construcción de la vivienda. Siempre conformando equipos y
con la visión de priorizar a los pobres, sin asistencialismo, con respeto y
rescate de sus saberes y capacidades, incorporándolos al proceso productivo de
la vivienda y de la ciudad.
Hasta en las dos pequeñas casas, bien
diferentes, que pudo construir para sí y su familia, ha quedado una enseñanza
admirable de inventiva, de pasión por encontrar caminos nuevos, valiosos no por
su novedad sino por la manera extraordinaria de replantear temas comunes.
Su último sueño, convertido en una bella y sensible experiencia, fue en
Galipán, donde desde las desesperanzas y tragedias de un deslave infundió y
templó en parte de sus vecinos una tenaz voluntad de reconstruir sus hogares con
el orgullo de quienes son capaces de superar lo que creían que era un destino
incierto. Allí logró que renacieran las esperanzas de sus pobladores, quienes
con sus propios esfuerzos y decisiones levantaron sus nuevos hogares, no
viviendas, no, sus hogares, expresiones de sus costumbres y vidas, de sus
familias, de sus niños, del ambiente de ese extraordinario lugar, donde entregó
sus últimos alientos de solidaridad y de amor a la vida, pero con la
racionalidad y la inteligencia de quien estuvo adelantado a sus tiempos.
No lo olvidaremos nunca. Su voz y sus protestas, firmes pero llenas de
cariño y densas de justicia y honestidad y respeto por las ideas ajenas,
permanecerán para siempre en nosotros, en los recuerdos de todos sus amigos,
colegas y discípulos.
Hace cuatro días, nuestro compañero, amigo,
camarada entrañable, ha fallecido y ayer sus cenizas fueron devueltas a donde
quiso estar para siempre, en el Picacho en Galipán, desde donde podrá observar
Catia, donde nació. Hasta luego, amigo, seguiremos.
Biografía
Nació en Catia (Caracas, 25/10/1930) y se
despidió en Galipán (Vargas, 8/3/2009). Estudió en el Liceo Andrés Bello. Se
graduó de arquitecto en la UCV (1958). Hizo posgrado de Urbanismo en Londres
(1959-60).
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Realizó sus primeros pasos en una
innovadora experiencia en desarrollo urbano y vivienda, el llamado Programa
Experimental de Vivienda y la Sección de Diseño en Avance, en el antiguo Banco
Obrero (BO 1960-70).
Coordinó el Taller de Diseño en la Facultad de
Arquitectura de la UCV, dirigido por el maestro Carlos Raúl Villanueva
(1961-69). En esa universidad, además de docente, miembro del Consejo de
Facultad y perder el decanato por un voto, fundó y dirigió el Instituto
Experimental de la Construcción (IDEC) y fue jefe del taller de la Maestría en
Desarrollo Tecnológico.
Se jubiló como profesor titular y recibió el
honoris causa (2007).
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Además, recibió el Premio Nacional de
Arquitectura en 1988, el Premio Nacional del Hábitat (Conavi-1994); Investigador
Emérito por el Observatorio Nacional de CT e I del MPP para Ciencia y Tecnología
(2008); las condecoraciones Francisco de Miranda (BO-1968), Carlos Raúl
Villanueva (CAV1986), Vargas, Andrés Bello, Ciudad de Coro (1997).
Formó
parte de la Fundación UCV (1982-98), fue cofundador de la Asociación para la
Investigación en Vivienda (Alemo, 19832005), vicepresidente de la Corporación
Mariano de Talavera (Coro 1996-98), miembro de la junta directiva del Inavi
(19982004).
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Entre sus obras, se destacan innumerables
proyectos en colaboración.
Creyó firmemente en el trabajo en equipo, en
los cuales había una alta dosis de investigación, innovación, desarrollo de
conceptos y de tecnologías. El esfuerzo mayor fue en el campo de la vivienda y
el urbanismo, en el desarrollo de formas de agrupar y construir conjuntos
urbanos, en la innovación para usar los materiales existentes y nuevas
tecnologías constructivas.
Como lo muestran los proyectos de San Blas y
La Isabélica en Valencia.
También su participación en muchos proyectos
de desarrollo de sistemas constructivos, de organización y racionalización de la
industria de la producción de viviendas, son un aporte invalorable al sector
urbano y de la vivienda en Venezuela. Ojalá se tome la iniciativa de rescatarlo.
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También deja proyectos emblemáticos como el
Pabellón de Venezuela en Sevilla (1992), diseñado con un colega y sus
respectivos hijos. Y muchos más, como la revitalización de Coro, el Instituto de
Ingeniería, el Banco del Libro, siempre en colaboración y aplicando innovaciones
de diseño y optimización tecnológica.
Para finalizar su ciclo de vida,
se entregó al rescate de Galipán, devastada en 1999.
Allí se hizo
galipanero y con respeto, solidaridad y amor fundió una vez más el saber y las
capacidades populares con su modesta experiencia.
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En paralelo al combate contra el inexorable
destino, fue coescritor de la página Aceras y Brocales, la cual pierde a uno de
sus "Mosqueteros", como algunos lectores nos tildan con amabilidad y cariño.
Ese fue Henrique Rafael Hernández Osuna.
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