miércoles, 27 de marzo de 2013

AyB 164 - 04 Diciembre 2008

Ultimas Noticias | Jueves 04 de Diciembre de 2008



Henrique Hernández Alejandro López Alfredo Roffé
acerasybrocales@gmail.com

El terror y las rejas




En muchas ocasiones hemos escrito sobre la segura posibilidad de un terremoto en Caracas. No se sabe cuándo, pero ocurrirá. Siempre hemos señalado la enorme vulnerabilidad que se presentará en esa ocasión y los terribles resultados catastróficos con los que nos enfrentaremos, que pueden ir más allá de la anarquía total, del canibalismo, de las pestes y del saqueo violento e incontrolado.

Todo para urgir a las autoridades nacionales a tomar medidas preventivas suficientes, masivas, para superar la tragedia, entre ellas el reforzamiento de las débiles estructuras de las viviendas en los barrios, campañas extensas de lo que hay que hacer y se puede hacer en los momentos críticos, es decir, guías y educación no sólo para los que habitan viviendas sólidas, sino sobre todo para los que viven en los barrios.

Pero también, y muy importante, la construcción de posibles refugios para millones de personas.

Esta última iniciativa podría combinarse, con grandísimas ventajas inmediatas, con el programa de los cien campos deportivos y los cien centros culturales para Caracas que hemos propuesto no pocas veces a los oídos sordos de los ministros responsables de esta tarea. Volveremos a hablar de este plan, pero ahora queremos referirnos a otro problema, poco mencionado, que hace más negra la perspectiva.

Los bomberos y otras instituciones vienen luchando desde hace años para que en todos los edificios se prevean rutas de escape para que sus habitantes puedan salir rápidamente de ellos en casos de emergencias como terremotos e incendios. Muchos edificios han previsto su existencia en los proyectos y al momento de ser construidos.

En muchos otros se han estudiado las vías óptimas para desalojarlos en poco tiempo.

Todavía quedan algunos por hacerlo, pero ha sido un buen paso. Malogrado frecuentemente porque en esas vías de escape se introducen obstáculos absurdos. Ejemplo típico, la construcción de rejas –además cerradas con llaves– en las escaleras. ¡Cuántas veces hemos visto publicadas denuncias de los bomberos y los usuarios sobre esta situación! En muchos edificios los dueños de los penthouses los cierran con rejas impidiendo el paso de los vecinos a las terrazas por donde podrían ser auxiliados, y hasta en las torres de Parque Central se ha presentado el caso. Las vías de escape son necesarias y las rejas que obstaculizan el paso son un gran peligro para la población.

Las vías de escape en los barrios son los callejones y las escaleras. Pero en la actualidad infinidad de ellos están cerrados con rejas. ¿Cómo podrá salir la gente en caso de un terremoto? No podrán hacerlo en muchísimos casos, y en muchísimos casos morirán personas que podrían haberse salvado.

Una tragedia adicional, buscada con las manos. ¿Por qué se da esta situación? La razón clara y evidente es la inseguridad.

Los vecinos de un sector se agrupan y se organizan para cerrar con rejas las vías por donde se mueven para protegerse de la galopante delincuencia, de los continuos asaltos, robos y asesinatos. La inseguridad es el mayor problema que aqueja a la población.

Más de 50% de la población coloca este problema en primer lugar ¿Quién no conoce a alguien que haya sido asaltado, robado, asesinado, golpeado? Somos muchos los que hemos tenido directamente esa experiencia. Así que resulta muy explicable que los vecinos de los barrios, ante la impotencia de las autoridades, traten de protegerse de alguna manera. Entre el riesgo inmediato y el posible prefieren protegerse del inmediato, es razonable.

Pero queda pendiente la amenaza del terremoto. El problema de la inseguridad es gravísimo para la salud mental y material de los venezolanos.

Además también agrava la perspectiva ante los horrores de un terremoto. Los problemas urbanos son muy complejos y se requieren autoridades inteligentes y competentes para resolverlos. Por otra parte, existe un inmenso deseo de colaboración, de solidaridad de la población para ayudar a hacerlo. ¡Adelante, pues!


Caracas: piedra, papel o tijera

En las elecciones del 23N, la capital se convirtió en el teatro principal de debate y confrontación entre dos visiones: socialismo y oposición.

Allí se definiría el futuro de este proceso.

Cada una escogió capitán: Jorge Rodríguez y Antonio Ledezma, respectivamente.

Rodríguez arma equipo con consejos comunales, mesas técnicas, comités populares y profesionales. Reforzado por el Gobierno nacional.

Ledezma lo hace con los otros 4 alcaldes, el gobernador de Miranda y profesionales. Se inspirará en Bogotá y Medellín y tendrá apoyos externos (santos y no tanto).

La visión socialista aspirará a una gestión eficiente, radical y a consolidar el poder popular mediante el hacer urbano.

Esto es complejo y demanda un desempeño exigente.

La opositora, como ya tiene poder urbano: tierra y capital, intentará una ciudad que funcione mejor, maquillada, y habrá cohetones por proyecto puntual (transporte, por ejemplo). Aunque lo estructural, como salud y educación, de calidad, para todos y gratis, será una fantasía. Su gestión será superficial.

Para el socialismo la medida del éxito será la eficiencia, la participación reflexiva del poder popular y que el liderazgo local –comunidad, equipo y capitán– ganen el juego.

Este proceso debe rebosarse de líderes con brillo propio y mínimo apoyo del "portaviones". El 23N el pueblo lo gritó, pero a veces no se le oye.

Para la oposición el éxito es lograr una cuasi eficiencia en algunos temas urbanos: seguridad, limpieza, movilidad. No necesita lo ideológico ni participación popular ni líderes capaces. El 23N mostró que no le son necesarios, basta oponerse al proceso de cambios y logran espacios.

Esto obedece al bajo nivel ideológico y político, generalizado y que es notorio. Preocupa y reta al socialismo. La conciencia política colectiva, hasta ahora, es insuficiente con respecto a los logros sociales, económicos y físicos de estos diez años, porque sobrevive la ética cuartorrepublicana (adeca pues). Líderes y funcionarios claves padecen esta enfermedad crónica.

Caracas será el epicentro que demostrará en la vereda, en la escalera, en la calle, en la acera, el socialismo que queremos. O evidenciará inconsistencias entre la fragua teórica y el hacer práctico.

Caracas hará honor al Himno Nacional, dará el ejemplo a seguir (¿o no?). Es hora de audaces acciones. Se deben imponer la eficiencia, la honestidad, la inclusión, el poder comunal, o el rugido popular barrerá la utopía y no será su culpa. ¡Comenzó el juego, a sus puestos y asumamos la responsabilidad!




© Copyright 2008.
Cadena Capriles C.A.
Todos los Derechos Reservados


No hay comentarios:

Publicar un comentario