lunes, 4 de marzo de 2013

AyB 100 - 30 Agosto 2007

Ultimas Noticias | Jueves 30 de Agosto de 2007



¡Ahí viene el coco! Pero el coco es de verdad

Henrique Hernández / Alejandro López /Juan Pedro Posani / Alfredo Roffé acerasybrocales@gmail.com
Hay verdades que por amargas la gente prefiere no saberlas o recordarlas. Y también, como corolorario, la gente no toma medidas sino después que las tragedias hayan ocurrido. Ambas cosas vienen a cuento con relación al terremoto.

Un hecho dramático y periódico que se produce como resultado de una peculiaridad de la conformación de la corteza terrestre que está organizada en inmensas placas flotantes. Desde millones de años estas placas sobre las cuales los hombres vivimos como hormiguitas infinitamente pequeñas, van navegando y empujándose: cuando se mueven chocan los terremotos se producen en las superficies de encuentro.

En Venezuela vivimos precisamente sobre una cadena de fallas que producen, cuando las presiones se liberan, los sismos que han marcado nuestra geografía. En estos días, la tragedia del Perú nos obliga a recordar también nuestra historia de tierra de terremotos.

Y también nos obliga a preguntarnos si hacemos, gobierno y población, lo suficiente para precavernos y protegernos de lo que va a ocurrir, tarde o temprano. Tenemos la experiencia de los últimos terremotos de Caracas y de Cariaco.

Pero parece que preferimos, como se decía al comienzo, no recordarlos y no hacer conciencia de lo que significan.

Mientras más tiempo pasa, más energía se acumula. Más fuerte, se dice, va a ser el próximo sismo.

Pero ni nos educamos para ello, ni tomamos todavía suficientes previsiones para reducir su impacto humano. Nos parece como si ello fuese un asunto posible pero no muy real al cual no hay que dedicarle mucha atención prioritaria.

Cuando diseñamos, arquitectos e ingenieros, el sismo se toma en cuenta, como no - para ello están las nuevas normas, justamente antisísmicas.

Las medidas que se están tomando solo tocan las precauciones a tomar en esas construcciones antisísmicas.

Pero ¿qué va a pasar en los barrios? Los peligros del terremoto no están de verdad insertados en nuestras conciencias, hábitos y costumbres.

Cuando ocurra la tragedia, que va a ser (no nos tapemos ojos y oídos) inevitable, correremos entonces a los remedios, también inevitablemente tardíos y escasos.

En el caso de Caracas, todos sabemos lo expuesta que está la ciudad a una desgracia gigantesca. Todos también sabemos lo vulnerable que es su sistema de circulación.

Un carro que se accidenta, un árbol que cae, y media ciudad se paraliza, ¿Qué ocurrirá cuando llegue el sismo? ¿Qué va a pasar cuando los cerros se deslicen con sus millares de habitantes? ¿Cómo se van a mover las ambulancias y los medios de socorro? ¿Dónde se van a curar los heridos y guarecer los damnificados? ¿Qué va a ocurrir con los kilómetros cuadrados de absurdas fachadas de vidrio cuando caigan como guillotinas? Así como éstas, otras tantas y tantas preguntas igualmente muy serias, deberían ponernos a reflexionar y a tomar las medidas necesarias.

La tragedia del Perú debe ser un recordatorio perentorio: también va a ocurrir aquí y debemos estar preparados.

Nomenklatura: la nueva clase


De nuevo La Carlota. El Ministerio de la Vivienda tiene listo un proyecto de 620 apartamentos en 50 edificios que ocuparán 9 ha. de La Carlota. (Por cierto La Carlota solo tiene 108 ha. y no 375 como se informa falsamente en El Universal.) Hace poco tiempo Barreto quería hacer un conjunto en el Country Club. Carrizález propone un conjunto más pequeño en La Carlota. La población de Caracas, digamos 4 millones, crece con unas 16.000 nuevas familias al año. ¿Qué representan 620 viviendas? Nada. El Inavi tiene terrenos en Macarao, con anteproyecto listo, donde pueden ubicarse 12.000 viviendas. No es mucho, pero es 20 veces más de lo que se propone construir en La Carlota. Y sin embargo esta posibilidad ni se menciona. Las 108 ha. de La Carlota son absolutamente necesarias como parque y para equipamientos colectivos metropolitanos para la capital. Usar 9 ha. para favorecer 620 familias en perjuicio de las 800.000 familias que habitan Caracas no tiene sentido, es ilógico.

¿Tiene alguna explicación esta aberración? Pudiera tener una. Una hipótesis sin pruebas pero que flota como una nube sobre el hermoso valle caraqueño.

En 1957 el yugoslavo Milosvan Djilas, bolchevique de primera línea e historia impecable, publicó fuera de Yugoslavia un libro, La nueva clase, donde denunciaba como la alta burocracia comunista se iba petrificando y convirtiéndose en un nuevo estamento que aprovechaba su posición de poder para apropiarse de numerosos privilegios y, en fin de cuentas, preparar el regreso al capitalismo. El libro le costó a Djilas cárcel y persecuciones sin fin. En 1966 Mao lanzó la Gran Revolución Cultural para combatir el fenómeno de la burocratización aburguesada del gobierno que comenzaba a ser evidente también en China. A la muerte de Mao los ocultos enemigos del verdadero socialismo resurgieron y llevaron a su país a lo que es hoy. Un salvaje capitalismo de estado. En la Unión Soviética la nueva clase creció y penetró todo el aparato del Estado.

Era la denominada nomenklatura, los privilegiados que finalmente destruyeron el sistema soviético para instaurar un primitivo y agresivo capitalismo. El fenómeno del poder que debería pertenecer al pueblo, usado por los gobernantes para beneficio propio, para alcanzar riquezas y privilegios personales no es nuevo.

Es la corrupción. Es típica del sistema capitalista pero amenaza mortalmente cualquier revolución socialista.

En Venezuela la corrupción es denunciada constantemente como una amenaza extrema. El Presidente Chávez la denuncia con claridad y perseverancia.

El Motor Moral y Luces está lanzado contra la corrupción.

Pero ésta es mimética, insidiosa, experta. Entonces uno se pregunta: ¿quiénes iban a disfrutar de los apartamentos de Barreto en el Country? ¿Quiénes van a disfrutar de los 620 super privilegiados apartamentos de Carrizález en La Carlota? ¿Existe una nomenklatura venezolana oculta entre genuflexiones, halagos y el culto a la personalidad? En las últimas leyes de Vivienda y Hábitat (1999, 2000, 2005) está definido un sistema de adjudicación que asegura que ésta sea justa, equitativa y con amplia presencia popular.

Este sistema nunca ha sido implementado, pero en todo caso existe. ¿Por qué entonces el Ministerio de la Vivienda anuncia la publicación de un nuevo sistema de elegibilidad de los beneficiarios de La Carlota? ¿No es extraño? Todo esto es una inferencia apoyada sólo en indicios. Ojalá esté equivocada para bien del país y de la revolución.



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