miércoles, 13 de marzo de 2013

AyB 121 - 31 Enero 2008

Ultimas Noticias | Jueves 31 de Enero de 2008




Henrique Hernández / Alejandro López /Juan Pedro Posani / Alfredo Roffé

acerasybrocales@gmail.com

 

Parece increíble (III)

Ya no hay ninguna duda.

Docenas de tomos en las librerías, cerros de documentos en las estanterías de los ministerios de energía del mundo y de las grandes empresas petroleras, así lo confirman. Con absoluta seguridad lo saben desde hace tiempo en Pdvsa.

Los ministros de Planificación, el anterior y el actual, deben haberlo discutido muchas veces.

De aquí en adelante estaremos extrayendo petróleo de las reservas que todavía existen enterradas en las capas profundas del planeta, hasta que se acaben. Y después, nada. Se acabó el petróleo. Habrá que inventar otra forma de energía.

Lo que está en discusión es únicamente cuanto tiempo nos queda.

Ahora: cualquiera que sea la respuesta, la opinión universal es que habrá que pasar de la economía globalizada a la economía localizada. Entre otras razones, el costo de los transportes a larga distancia así lo va a exigir. Así que el criterio de lo endógeno, especialmente en lo que toca a la agricultura, va a ser de enorme importancia.

Vean lo que dice un especialista, uno de los tantos que han investigado sobre lo mismo, (Richard Heinberg, Se acabó la fiesta, Petróleo, Guerra y Destino de las Sociedades industrializadas, ed. NSP, 2005): Hay que entender las implicaciones de los siguientes hechos: "La dependencia total y absoluta de las sociedades industrializadas modernas de los recursos que provee la energía de los combustibles fósiles, así como que no hay alternativas para sustituir completamente la fuente concentrada y conveniente de energía que proveen los combustibles fósiles.

Lo vulnerable que son las sociedades industrializadas a los posibles trastornos económicos y políticos, como consecuencia de reducciones aún pequeñas, de los recursos energéticos.

Lo inevitable del agotamiento de los combustibles fósiles.

La proximidad del pico en la producción de los combustibles fósiles, considerando que pronto cada año que pase habrá menos disponibles, no importa cuantas otras nuevas regiones exploremos o cuantos nuevos pozos perforemos.

El papel del petróleo en la política exterior de los Estados Unidos, en el terrorismo, la guerra y la geopolítica del siglo XXI.

Y de allí la necesidad de una respuesta en colaboración, al pico de la producción petrolera ya tan cercano,...de manera que en el corto plazo se minimicen los sufrimientos humanos y, en el largo plazo, que se haga posible a las futuras generaciones desarrollar sociedades materialmente modestas que reafirmen las cualidades más altas y mejores de la naturaleza humana." Afirmaciones de una extrema gravedad que exigen que reconsideremos, aún en nuestra sociedad periférica, cómo organizar las ciudades, definir sus dimensiones máximas, su entorno agrícola, su ubicación dentro del territorio, su capacidad para autosustentarse.

Problemas de gran importancia para el diseño urbano y la planificación desde arriba y desde abajo. Los cambios de sistemas energéticos, cualquiera que ellos sean, traerán consigo también la necesidad de reorganizar todo el sistema de producción industrial. Pero no tan solo ello: durante todo el período crítico de transición, mientras el costo del petróleo va aumentando astronómicamente, los pocos países con reservas importantes (uno de ellos es Venezuela) van a estar sometidos a enormes presiones de todo tipo por parte de los demás países que no tienen petróleo. Y por supuesto, éste es un punto que concierne directamente a Venezuela. Un aspecto de enorme importancia y gravedad por lo que significa en términos de defensa nacional, de política internacional y de sistemas de alianzas estratégicas, dentro de los cuales la integración latinoamericana se destaca por su extraordinaria proyección.

Para resumir, el fin de la era del petróleo que se acerca aceleradamente (¿qué son veinte o cuarenta años en la historia de un país?), además de ser un reto para nuestra política internacional, implica pensar de una vez cómo reorganizar el territorio, la producción industrial y agrícola, la red y tipos de transportes, la forma de las ciudades y la tipología de arquitectura y de construcción con la cual hacer frente a las nuevas condiciones tecnológicas. Debe hacerse de ello un tema de discusión y de participación de todos. No se trata de cosas que se puedan dejar a los técnicos sentados en los Ministerios. Son problemas que nos tocan a todos y todos como pueblo debemos tomar primero conciencia y luego decisiones compartidas, razonadas, discutidas colectivamente.

Considerando que ya estamos en la bajadita, es recomendable como nunca que a estos problemas les demos la importancia que tienen. Es asunto de información, de educación desde abajo, elevación de formación ideológica. Con urgencia, por cuanto estamos frente a un nuevo, formidable y complejo problema histórico, comencemos, una vez más, a aplicar el dicho robinsoniano: o inventamos o erramos.

El ecocidio de Los Robles

La misión árbol parece que va bastante bien. Pero el asunto es que no sólo debemos proteger y multiplicar ese aparato maravilloso e indispensable que es el árbol, en el campo, en el llano y en las montañas. En las ciudades también, y hasta con más razón, hay que defender la vegetación, en todas sus formas, como un factor esencial de calidad de vida y de belleza urbana. Es por ello, como acertadamente nos lo recuerdan algunos lectores, que es preciso alzar la voz y protestar por lo que ha ocurrido en Los Robles, en Margarita.No hay derecho a que un gobernador, cualquiera que sea su color e ideología, para un proyecto sumamente discutible, mande a cortar unos árboles que además de todo, por su carácter y esencia, y hasta por su nombre, son como carismáticos para la población. Esta vez la comunidad ha reaccionado de manera realmente ejemplar. Pero el daño está hecho. A los responsables hay que castigarlos y obligarlos a reparar y restituir, en los términos de lo posible, los valores que han destruido.

Porque un árbol es justamente eso, un valor público esencial para la vida.

Los grandes crecen ¿Y nosotros no?


Una de las más grandes transnacionales de mobiliario y artículos para el hogar, la empresa sueca IKEA, ha ensanchado su mercado y está tratando de ocupar un nicho novedoso, el de las casas prefabricadas.

Tocando el tema de la vivienda de interés social, la gigantesca productora de muebles y enseres para el hogar, produce ahora viviendas, apartamentos y casas de madera, planta cuadrada, aspecto limpio y moderno, bajo costo, financiamiento únicamente para "consumidores" que ganen entre 21.500 y 50.000 euros anuales, (aprox. entre 8000 y 16000 Bs.F. mensuales). El costo de las casas es a partir de 172.000 euros. Clase media europea, por supuesto.

Pero es interesante recordar que aquí tenemos condiciones excelentes para aprovechar la posibilidad de la madera criolla para empresas semejantes, con otro rango económico, desde luego. Los chilenos y los brasileños ya lo han hecho. Arquitectos, empresarios privados, agencias del estado, muévanse: la demanda los espera.



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