Ultimas Noticias | Jueves 26 de Febrero de 2009 | |
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La cenicienta
La recuperación del Bulevar de Catia, plazas por doquiera, discursos ampulosos, retórica a mil. El patrimonio se volvió una obsesión de ciertos organismos y de ciertos sectores nostalgiosos. Cualquier clase de rehabilitación o restauración es buena y productiva, si no que lo digan los centenares de avisos publicados por el ex alcalde Barreto, gran rehabilitador de edificios privados. Pero en la práctica el esfuerzo ha sido ínfimo. El único ejemplo ambicioso en marcha es la recuperación de Sabana Grande, que avanza coordinada por el Centro de Arte La Estancia y con el apoyo de PDVSA. Por lo demás, puras ideas y bocetos, el Taller de la Magna Eleusis de Farruco seguramente aportará centenares, más las decenas que saldrán de las oficinas municipales y de los grupos privados, siempre preocupados por el máximo progreso y la máxima lucrativa densidad. Lo que resulta un silencio extraño, un vacío casi estruendoso, el hueco negro que faltaba, es que por ninguna parte aparece el centro de Caracas y mucho menos lo que se concibió como su médula espinal: el Parque Vargas. Alguien dijo: "Ninguna capital del mundo tenía un centro urbano más absurdamente suburbano: el tejido de las calles y avenidas de su casco central estaba seccionado implacablemente a lo largo de 1.600 metros. Por una autopista que atravesaba terrenos baldíos, sin aceras, llenos de basura. Una desubicada autopista con todos sus elementos: viaductos, incorporaciones tangenciales,... protecciones, túneles, isla central, rampas, vallas. Ninguna capital tenía un centro hecho de desolada tierra de nadie". Algunas cosas pasaron, en 1984, la monstruosa segunda parte de Parque Central a ser construida al norte de la autopista, se descartó. Se creó en 1985 una Comisión Presidencial con Antonio Cruz, Tomás Sanabria, Juan Andrés Vegas, Fruto Vivas y funcionarios de alto nivel que aprobaron un Plan Maestro donde la autopista se volvía avenida. La Hoyada sería la Gran Plaza Cívica de Caracas. El nuevo paseo tendría un ancho de 90 metros, con amplísimas aceras y jardines y se uniría el norte con el sur haciendo que todas las transversales pasaran por debajo de la avenida. Un sistema de movilidad peatonal uniendo plazas. En 1985 se aprobó la Ordenanza del Parque Vargas ¿Qué se hizo en los 25 años siguientes? Un proyecto del arquitecto Gómez de Llerena preveía la construcción de un corredor techado a todo lo largo del cual hoy sólo existen los tramos del Metro Bellas Artes a Parque Central y frente a la Escuela de Artes Plásticas. Ésta fue construida a lo largo de 8 años. En 1987 se hicieron las aceras y se sembraron algunos chaguaramos, nunca regados debidamente, ya muchos desaparecidos. Se inició la efímera Plaza de Próceres Civiles, también desaparecida, la nueva sede de la GAN, recién terminada después de 18 años, y el Museo de Grabado. Se comenzó la fachada-telón del Palacio de Justicia. Comenzó el abandono y el deterioro. La aparición de mendigos y delincuencia. La Hoyada se llenó de buhoneros y autobuses, que aparecen, desaparecen y vuelven a aparecer. Los terrenos sin dueño y casi sin uso empiezan a ser apetecidos por la peste inmobiliaria. Se propone la derogación de la ordenanza. El proyecto de PDUL propone eliminar el Parque Vargas para redensificar. Para La Hoyada específicamente se hacen todo tipo de proyectos que se van hundiendo en el pantano del olvido, pero todo el mundo se olvida del resto, del verdadero Parque Vargas. No hay ni proyectos y ni siquiera se menciona. Es el espacio público más grande y más importante del DM, pero por alguna extraña enfermedad parece haberse borrado de la historia y de la memoria colectiva, de la mente de los responsables de gerenciar nuestra ciudad. Muy bien por el Metro-Cable de La Charneca, maravillosa concepción para Sabana Grande, bonita limpieza del Bulevar de Catia, un etcétera cortico. Pero ¿qué pasa con el espacio más importante de la ciudad? Las citas y muchos de los datos utilizados provienen de un artículo excelente de Hannia Gómez reproducido en www.analítica.com Pequeñas grandes cosasNuevos tiempos. Necesarísimos. Las 3R reaparecen. Se valora el rol de los alcaldes. Se reconoce el acierto de las políticas y estrategias, y de su débil ejecución. Qué ineficiencia, corrupción e inseguridad vulneran la continuidad del proceso. Llegó la hora de lo pequeño. Renacen esperanzas: el "proyecto Caracas Socialista" mediante importantes obras ¡Muy bien! Para ello, dos ideítas detonantes para estimular y canalizar el potencial popular. Redefinir el espacio urbano y finalizar la creación de los consejos comunales (CC). Unidad básica territorial de hasta 400 familias con lazos sociales y espaciales. La suma de varios CC sería una Comuna (C). Varias comunas la parroquia comunal (PC) y éstas el municipio. Transferir poder a los CC, C y PC, mediante compromisos, competencias, organización, recursos, sede, controles, decisiones y capacidades para dirigir programas y proyectos, coordinados y enmarcados en las políticas y planes nacionales y municipales. Además, cuatro pequeñas grandes acciones impactantes: 1. Tráfico. Hacer ingeniería de tráfico que aún se ignora (pico y placa y la endemia de "burritis" - policías acostados.- lo prueban). Hay que observar, mediante tecnologías apropiadas y en sitio, a la red de movilidad urbana y, hora tras hora, aplicar las medidas oportunas y adecuadas. Además es esencial: la señalización y demarcación vial y peatonal, ordenar el transporte de buses y motos (colores, numeración y tipos de unidades según rutas y horarios), normar y obligar el uso de las paradas, regular estacionamiento en calles (en algunas prohibirlo), normar horarios y sitios de carga y aseo urbano, agilizar procedimientos de tránsito, aplicar sanciones según falta y reincidencia. 2. Espacios públicos. Acondicionarlos y sostener su cuido. Con alumbrado, vigilancia, adaptados a variados usos, edades y clima. Llenos de detalles para atraer y recrear (juegos de agua, esculturas, laberintos, pistas). Vincularlos con bibliotecas, infocentros, ludotecas, exposiciones, deportes. Y algo básico, dispersarlos en la ciudad. 3. Policía comunal. La seguridad es, primero, un asunto vecinal. En la calle, vereda, escalera, hay un enorme potencial preventivo y de resolución de problemas. La comunidad garantiza precisión, justicia, uso eficiente de recursos, oportuna y adecuada intervención, contribuye contra la corrupción y los abusos. Además estimula el voluntariado en la vigilancia de espacios públicos, prevención, información, tráfico local. 4. Trámites. Lograr que se realicen cerca de la casa o del trabajo, y simplificarlos, todos toditos, para hacerlos en máximo una hora. Sería una macro revolución. Basta de "calvarios verdes" o mafias. Créanlo, los cambios dependen, en mucho, de alcaldes y de las pequeñas grandes cosas.
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