domingo, 17 de marzo de 2013

AyB 124 - 21 Febrero 2008

Ultimas Noticias | Jueves 21 de Febrero de 2008



Henrique Hernández Alejandro López Alfredo Roffé
acerasybrocales@gmail.com

Los buhoneros ¿en la calle o en un mercado?

 

Formalizados bajo el nombre de "economía informal", tienen en el alcalde Freddy Bernal a un extraordinario aliado. Los viene desalojando y en paralelo construyéndoles unos mercados.

Hay que reconocer el gran esfuerzo que hace la Alcaldía de Libertador para rescatar calles y aceras tomadas por ellos. Les está construyendo tres mercados: en Quinta Crespo para 1.100 puestos, con una inversión de BsF 30,2 millones, cuatro niveles y que estará listo para mediados de año; en San Martín, para 821 comercios, BsF 8,4 millones, tres niveles y a tirito de inaugurar; y el de Sabana Grande, con la remodelación del edificio Incimar, para 936 locales, BsF 45 millones, 16 pisos y listo a finales de año. En total, 2.860 locales y casi BsF 84 millones.

¡Enorme esfuerzo! Habrá que evaluar sus resultados.

Tenemos dudas sobre el éxito de mercados populares en edificios de 16 pisos. La dinámica de la calle es muy distinta a la de un edificio. Ojalá resulten. Por otra parte, hay que destacar que la venta en calles es un activo de la ciudad. Es un complemento al consumismo indispensable, y apoya el disfrute y la recreación de los habitantes y visitantes urbanos.

Por ello habría que instrumentar un programa, obviamente dentro de un plan de desarrollo de Caracas y su región de influencia, que permita, regule y controle los quioscos, los mercados semanales y las ventas en carritos, en aquellas calles, plazas, parques y bulevares que sean adecuados para este tipo de equipamiento urbano y al mismo tiempo satisfaga las necesidades de los peatones, habitantes y turistas.

Los buhoneros son una realidad y deben ser una oportunidad. Son causa de una economía poco fortalecida. Pero, en todo caso, existen en otras latitudes con economías sólidas y constituyen un complemento a la vida diaria y recreacional de la ciudad. Un plan de este tipo, más los mercados o centros comerciales en construcción (algunos), serán un aporte importante al ordenamiento y la calidad de vida de Caracas.

Pero, eso sí, cualquier acción debe ser ejecutada con ideas inteligentes y de calidad. Con ideas pobres no se resuelve el problema de los pobres. Un centro comercial de buhoneros debe competir con los centros comerciales privados en calidad, pero con otro enfoque. Reconforta la decidida acción correctiva en un asunto de tanto impacto. Adelante.

Honoris causa para HH

Pabellón de Venezuela en la Expo Sevilla
Hoy a las 5 pm, en el auditorio de la Facultad de Arquitectura (UCV), se conferirán los títulos Doctores Honoris Causa a los arquitectos Julián Ferris, José Miguel Galia y Henrique Hernández (HH).

El acto concierne directamente a esta página, pues Henrique Hernández es uno de los retratados en el encabezamiento. Dejaremos para las páginas especializadas explicar en detalle los méritos que le asisten a los dos primeros arquitectos señalados. Sí queremos manifestar nuestra alegría por lo que significa que a un ciudadano extraordinario como Henrique se le otorgue este título. Y decimos ciudadano porque, más que arquitecto, ha sido toda su vida un constructor de país, de estilos de pensamiento y de criterios de vida. Con una honestidad a toda prueba, una integridad de acero, una concepción del trabajo como deber insoslayable, pero también como placer de creación en todos sus aspectos, Henrique ha enderezado su vida con una terquedad irresistible contra la injusticia y contra la desidia, la fealdad, la irracionalidad; contra todas las miserias que se han opuesto y se siguen oponiendo a que lleguemos a disfrutar de un país decente.

Excelente arquitecto, gran ordenador de equipos de trabajo, verdadera máquina impulsora de estímulos, su obra humana y disciplinaria ha dejado una huella imborrable en sus discípulos y en sus amigos y colaboradores. Venezuela reconoce en este acto los méritos de uno de sus mejores ciudadanos.

Explicando las explicaciones


Como muchos de nuestros lectores se han dado cuenta, desde hace dos semanas nuestro, por décadas, gran amigo Juan Pedro Posani se ha retirado del grupo que prepara esta página.

Hemos recibido muchos comentarios y muchas preguntas sobre una nota que publicamos con motivo de su retirada, que llamamos "Algunas explicaciones necesarias", pidiéndonos aclarar más lo que allí se decía.

No sabemos si lo lograremos, pero quisiéramos insistir en que todos los del grupo original mantenemos una indeclinable lealtad a la utopía socialista y celebramos con alegría todos los actos que conduzcan hacia ella.

En el extraordinario proceso revolucionario que vive el país, sin embargo, no todo es perfecto. Sabemos que hay defectos e imperfecciones ante los cuales no se puede permanecer en silencio, ante los cuales es necesario tomar una posición crítica y proponer cambios y soluciones para que sean superados y nos acerquemos más a que la utopía se transforme en realidad.

Seríamos desleales a nuestro ideal si hiciéramos otra cosa, si aceptamos sumisamente hechos contrarrevolucionarios como la ineptitud, la corrupción, la ineficacia, la injusticia, la arbitrariedad, la ignorancia, el nepotismo, la incapacidad, el clientelismo, etc., voluntarios o involuntarios. Estamos dentro de un movimiento social y somos consecuentes con sus objetivos y principios. No estamos dentro de una estructura burocrática y jerárquica donde se asiente sin pensar ni discutir las órdenes que vienen de arriba, simplemente porque vienen de arriba.

El arquitecto Posani, además de ser nuestro amigo, tiene un altísimo prestigio. Premio Nacional de Arquitectura, Doctor Honoris Causa de la Universidad Central de Venezuela, profesor admirado y querido por muchas generaciones de estudiantes, con un trabajo profesional impecable y luchador consecuente, siempre a la izquierda de la izquierda. En la actualidad es director del recién creado Museo de Arquitectura, trabajo que lo entusiasma y al cual está entregado en cuerpo y alma.

Todo esto concuerda perfectamente con su participación en esta página. Pero es un funcionario público y hay autoridades que todavía son incapaces de admitir críticas, de discutir y razonar para aceptarlas o rechazarlas, en aras del proceso revolucionario. Este es un momento en que el manejo de la crítica –quien la hace y quien la recibe– es especialmente delicado y exige una seria revisión para evitar la intolerancia disfrazada de disciplina revolucionaria. Puesto en la disyuntiva de tener que salir del Museo de Arquitectura o retractarse de su posición crítica, ha escogido una vía intermedia. Ni un extremo ni el otro. Por eso simplemente se ha retirado, esperamos que temporalmente, del grupo redactor de Aceras y Brocales. Por lo demás, sigue siendo nuestro gran amigo y un revolucionario contumaz.


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