miércoles, 27 de marzo de 2013

AyB 152 - 11 Septiembre 2008

Ultimas Noticias | Jueves 11 de Septiembre de 2008


Henrique Hernández Alejandro López Alfredo Roffé
acerasybrocales@gmail.com

Saraos

Venezuela no ha sido un país donde la planificación haya tenido una hermosa y llamativa historia.

Desde 1958 cuando se creó Cordiplan en medio una atmósfera de modernización esperanzadora, las teorías y las prácticas se fueron ritualizando y vaciando de contenido. En el campo de la planificación urbana pasaron veinte años para que se aprobaran las primeras leyes de ordenación.

El modelo norteamericano de zonificación urbana se importó y se aplicó indiscriminadamente. El enfoque y la instrumentación se pensaron para la ciudad formal, sin tomar en cuenta que desde 1960 la ciudad informal adquiría una cara concreta y terrible y se extendía vertiginosamente creando problemas insospechados y nunca atendidos.

Cuando en 1999 el Maestro Giordani fue nombrado Ministro de Planificación y Desarrollo (MPD) resurgieron las expectativas, se pensó que la planificación adquiriría un grandísimo peso en la gestión pública y se entreveía una edad de oro. Pero no fue así. No ha sido así. El huracán político arrastró al país en un vertiginoso proceso de cambios e iniciativas continuas y el lema ministerial de planificar bajo presión se fue al diablo. La presión se tragó a la planificación y avanzamos en un mar proceloso en el que la brújula es el instrumento de navegación de vanguardia. Una de las mayores pérdidas ha sido la de la capacidad de reflexionar, evaluar las experiencias, inferir nuevos caminos a la luz de enseñanzas e invenciones. Todo se inicia de nuevo, todo los caminos transitados, buenos y malos, se borran bajo el ventarrón. Dos casos que tuvieron que ver con el espacio. Los Saraos y las zonas especiales de desarrollo sustentable (ZEDES), ambos de comienzos del siglo XXI. Ambos iniciativa y responsabilidad del MPD. Los Saraos sonaron menos. La idea era urbanizar el campo, crear estructuras urbanas equipadas para la población dedicada al agro. Recibieron unos 80 millardos por una de las leyes paragua y salvo algunas publicaciones informativas se los tragó el océano. Las ZEDES tuvieron su Ley en el 2001, se creó alguna por Decreto y se constituyó un Fondo Especial de Financiamiento. Otro carapacho en el fondo del mar. Hasta el Fondo fue eliminado no hace mucho por Decreto. Quedó un buen estudio preliminar base de la Ley. Lo malo de todo es que ninguna de las dos iniciativas fueron evaluadas. Nunca se supo públicamente el por que de su triste y anodino fin. Otras iniciativas han surgido, la reestructuración espacial de la República es una meta ahora urgente. El huracán sigue soplando. ¿No es tiempo de pararse cinco minutos a pensar en el pasado y cincuenta a pensar en el futuro? ¿No vale la pena?


El ministro de Vivienda opina sobre esta página


"Aceras, brocales y cunetas" Por Farruco Sesto.

Publicado en www.aporrea.org, el 05/09/08


"Alguna vez he oído que la soberbia es un pecado contra el Espíritu Santo. No lo sé. Pero sí sé lo que es la soberbia en cuanto se presenta. Me refiero a la soberbia como pecado capital. Ya sabemos cuáles son los otros: la gula, la envidia, la pereza, la avaricia, la lujuria y la ira. La soberbia hace el séptimo.

Y comienzo hablando de estas cosas para referirme a la página Aceras y Brocales que se publica semanalmente en Últimas Noticias. Si aquí, en buen criollo, decimos que la soberbia es el defecto de "quienes se las echan de gran vaina" o de "los que se creen la tapa del frasco", la verdad es que esta página es soberbia, pero no por sus logros sino por sus defectos.

Sus autores hablan desde una nube a la que no sabemos cómo se subieron. Su voz emana sapiencia desde las alturas. Conocen lo que hay que hacer y cómo hay que hacerlo. Ellos son perfectos. Los demás, es decir, los "funcionarios" que tratamos de entregar la vida en lo que hacemos, en su mayoría somos flojos o ineptos, cuando no corruptos.

Con una irresponsabilidad inaudita, se gozan en generalizar, agredir, descalificar y dar lecciones, ejerciendo una supuesta crítica, que desde mi punto de vista es más banal que necesaria y más pirata que sustancial. ¿Y qué es lo que dicen? Bueno, la verdad es que no dicen nada nuevo, nada que no haya sido dicho muchas veces por diferentes personas en bastantes escenarios. Pero ellos exhiben algunas ideas que por ahí corren, por lo demás justas y sencillas casi todas, como si fueran suyas.

Lo que uno no se explica es porque esas ideas no las pusieron en práctica cuando tuvieron la oportunidad de hacerlo.

Que la tuvieron.

Como las ideas correctas no son monopolio de nadie, sino que generalmente son construcciones colectivas, nosotros, modestamente, tratamos de hacer nuestro trabajo dándole una dirección estratégica. Que no se logra por decreto. ¡Ah, si transformar la realidad fuera tan fácil, como escribir una columna semanal! A mí la página de Aceras y Brocales comenzó perdonándome la vida. Decían: ¡Por fin un arquitecto al frente del Ministerio de la Vivienda! Pero ya empiezan a asomar las uñas (porque la soberbia es un bicho con garras).

Ahora escriben en la tónica siguiente: "Si los ministros de Vivienda sistematizaran una estrategia con las ideas dispersas del Presidente, la situación sería otra". "Chávez va a años luz de sus colaboradores".

Bueno, ¿qué puedo decirles? ¿Qué es lo que buscan intentando establecer diferencias entre el Presidente y aquellos en quienes él confía? Déjenme decirles que esa es una vieja fórmula utilizada muchas veces por el oposicionismo para atacar a Chávez. Lo he oído con frecuencia.

Chávez tiene buenas ideas e intenciones pero no sabe gobernar. Ni siquiera sabe elegir a sus colaboradores. En todo caso, gracias por lo que me toca".

Propiedad y hacinamiento

El 6-9-08, Bruno Renaud, Sacerdote de Petare, escribió en ÚN, sobre un tema trágico de nuestros barrios: el hacinamiento.

Eso es un amontonamiento de personas, en poco espacio, por ejemplo, una familia de 7 miembros en 6 m2, donde duermen, comen, lloran, ríen, aman, se enferman, se curan, sueñan.

Ese es un síntoma, y en ocasiones causa, de la degradación social de nuestros pobres. Bruno destaca, para minimizar este problema, el valor de los espacios públicos y gratuitos, para "jugar, conversar, pasar serenamente el tiempo libre".

Por otra parte, hay una estrategia cada vez más común en los barrios, de entregar los títulos de propiedad de las viviendas a sus habitantes. Posiblemente si aceptamos la tragedia del hacinamiento, un paliativo apreciable sería la entrega de propiedad colectiva. Es decir, agrupar espacios y familias, con sus redes sociales y físicas, y entregarles la propiedad individual de las viviendas, pero en propiedad compartida, la calle, la vereda, la escalera, el parque, la placita, la casa comunitaria.

Es sólo una idea. Vale la pena revisar como hoy se entrega la propiedad en las comunidades y privilegiar más la colectiva y menos la individual. El cura Bruno, de Petare, es una opinión enriquecedora para alcaldías, Consejos Comunales y CTU, que impulsan la "propietarización" de la tierra urbana en los barrios.




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