Ultimas Noticias | Jueves 23 de Abril de 2009 | |
La ciudad de la oposición
Desde hace 10 años la oposición ha gobernado ininterrumpidamente una buena parte de Caracas. En Chacao, Baruta y El Hatillo, tres de los cinco municipios. Hoy, además, lo hace en Sucre y la Alcaldía Metropolitana. Así como en otras ciudades y regiones del país. Por ejemplo, ha controlado y gestionado sin interrupción al Zulia y Nueva Esparta. Parcialmente a Maracaibo, Carabobo y Valencia. En conclusión, al igual que el proceso revolucionario, tiene un tiempo suficiente para evaluar sus resultados, sus políticas, sus capacidades y hasta sus intenciones. No sólo el proceso revolucionario ha gobernado, sino que la oposición lo ha hecho en estados y en ciudades muy importantes por su población, recursos y condiciones estratégicas ¿Y cuál ha sido el balance? ¿Hay una perspectiva mejor en la oposición? ¿Chacao, Baruta y El Hatillo son ejemplos de planificación, coordinación e innovación en gestión urbana? ¿Han alcanzado un pelín al menos, la calidad urbana de Medellín, Bogotá, Curitiba...? Ejemplos que quieren imitar tirios y troyanos. ¿Son más limpios esos tres municipios que Sucre y Libertador? ¿La policía está en las calles y es eficiente, las escuelas son ejemplo a seguir, la salud es gratis, atendida en centros de primera y a todos por igual, el transporte público es eficiente...? La respuesta a estas interrogantes es no. Al menos si ponderamos sus realidades. Son los tres municipios con menos población, con más recursos propios, donde hay menos barrios y menos pobreza, por ende, allí habitan las capas sociales privilegiadas de la ciudad y quizás del país. Aún así, estos municipios no se han puesto de acuerdo entre ellos para formular una estrategia más eficiente a la que tanto critican de los gobernantes urbanos de la revolución. Una estrategia para consolidar y lograr mejor calidad de vida de sus habitantes. De resolver con mayor eficiencia y para todos, las necesidades que tanto atribuyen que la otra ciudad no resuelve. Por el contrario, en esos municipios donde existen las mayores potencialidades de nuevas tierras urbanas, lo que se ha hecho es darle rienda suelta a una desaforada carrera mercantil de los promotores de viviendas y de centros financieros y comerciales, sin medir los efectos en la ciudad. La ciudad hay que considerarla en su conjunto. Obvio. La ciudad requiere inversiones que sólo el Estado tiene capacidad. Obvio. La ciudad es una y se complementa con sus zonas de influencia. Sí, eso es obvio. Pero, si en esos municipios se hiciera lo que está a su alcance, con sus recursos y capacidades, en aquello que les compete y tienen facultades, como recoger la basura, vigilar y atender la pequeña delincuencia, organizar y ordenar el transporte público, administrar el tráfico, entre otras atribuciones, pudieran marcar realmente una diferencia con los dos municipios complejos como son Libertador y Sucre. Pero no es así. Hoy en El Hatillo, por ejemplo, Caracas está siendo impactada por una de las epidemias más feroces para una ciudad: la construcción masiva de viviendas con los mismos servicios, vialidades, transporte y equipamientos ya deficitarios que existen. Sin nuevas y mínimas previsiones de dotación de agua, cloacas y energía. Mucho menos de las necesidades de infraestructura en vialidad, salud, educación, parques y demás amenidades urbanas. Igual en Baruta. Y en Chacao prolifera la construcción de centros financieros y comerciales, con alta demanda de servicios básicos, contribuyendo irresponsablemente al incremento del déficit urbano que ya Caracas soporta a duras penas. ¿Es promisoria esta visión urbana de los opositores? ¿Es así como se "hace ciudad"? ¿Cómo y por qué se otorgan permisos para los desproporcionados desarrollos de viviendas, centros financieros y comerciales en esos municipios? ¿Qué previsiones existen o han considerado sus autoridades locales para acoger las nuevas densidades y usos? ¿Un municipio tiene el deber y el derecho de otorgar facilidades para nuevos desarrollos sin disponer de los servicios y equipamientos mínimos? ¿Es culpa del Gobierno central que los municipios actúen irresponsablemente en sus competencias urbanas? La ciudad opositora, la parte de ella administrada por alcaldes opositores al Gobierno nacional, hay que analizarla también. A pesar de disponer de mejores condiciones comparativas, antes señaladas, está siendo gestionada con idénticos criterios de los que ellos critican, criterios desligados del resto de la ciudad, sin planificación ni coordinación elemental entre los alcaldes locales. Con cambios arbitrarios y acomodaticios de las ordenanzas y regulaciones de desarrollo urbano para incrementar la plusvalía urbana y de los promotores inmobiliarios. En fin, esa parte de la ciudad, más rica, está creciendo y densificándose anárquicamente sin suficientes servicios y equipamientos y será causa fatal de enfrentamientos con la otra ciudad que se construye mediante la invasión de los pobres, y también sin servicios y equipamientos. Caracas será un ejemplo de lo que no se debe hacer. De que será indispensable una gestión urbana coordinada y planificada. De que es imposible continuar su desarrollo y crecimiento bajo la visión y acción aislada en sus cinco municipios. ¿Será esto verdad? Porque es tan obvio y no se ven luces al final del túnel. La reciente Ley del Distrito Capital va por otro rumbo. Caracas tiene que repensarse, es un mal ejemplo. Evidencia una debilidad estructural del proceso urbano. De seguir así, habrá que cambiar el Himno Nacional. Nos negamos. Es indispensable crear una forma que permita gestionar a Caracas integralmente y que cada una de sus partes cumpla con su rol dentro de un plan y una estrategia de expansión y desarrollo. Centralizada, descentralizada o como se quiera. Hay que encontrarla, y pronto. Que así sea.
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