Ultimas Noticias | Jueves 21 de Mayo de 2009 | |
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Villanueva en Barcelona, Niemeyer en Caracas
Dos exposiciones trascendentales, dos ciudades bien distintas, dos arquitectos totalmente diferentes. Los catalanes apreciaron hasta el día 15 de este mes, en el FAD de Barcelona, planos originales, maquetas y magníficas fotografías de nuestra Ciudad Universitaria y de la compleja Síntesis de las Artes que la acompañó en los años cincuenta. A partir del 21, también de este mes, los caraqueños podrán entrar en contacto directo, en el Museo de Arte Contemporáneo, con la obra del centenario arquitecto brasileño Oscar Niemeyer. Para los venezolanos, hablar de Carlos Raúl Villanueva es mencionar un nombre y una obra bien conocida. Pero, por nuestro descuido y por las vueltas que dan las modas en arquitectura, nuestro máximo maestro y nuestra máxima obra de arte son casi desconocidos en el exterior. En Barcelona, críticos, profesionales y público quedaron asombrados de lo que se hizo en Venezuela en aquel corto pero extraordinario período de creación y de esperanza, a pesar de la lúgubre dictadura de Pérez Jiménez. Contradicciones de la vida pública que están bien lejos de haber sido examinadas como es debido, desentrañando el enredo histórico de razones económicas y políticas, psicología colectiva y formaciones culturales que dieron lugar y posibilidad concreta a que se realizara esa isla urbana espectacular que es la Ciudad Universitaria y su joya principal, el Aula Magna y la Plaza Cubierta. Valga la ocasión para mencionar un problema que puede revestir cierta gravedad por lo que implica en la práctica las relaciones entre el gobierno audazmente progresista de la República y la hostilidad política de las autoridades obtusamente reaccionarias de la Universidad Central. Estas no deben olvidar que está en sus manos la obra de arte de mayor trascendencia y valor de la nación. Y aquel no puede tampoco negarse no lo ha hecho hasta ahora a contribuir al resguardo y conservación de la misma. Problema que debe ser resuelto con la atención puesta siempre en los intereses superiores del país. En el MAC, con Niemeyer, podremos observar, con mayor o menor admiración, según los gustos y las preferencias de cada quien, documentos muy importantes que dan testimonio de la obra gigantesca de uno de los grandes arquitectos de América Latina. Será posible entender con ellos y a través de ellos el enorme potencial creativo que el pueblo brasileño ha acumulado con los siglos y que Oscar Niemeyer ha sido capaz de expresar de una manera maravillosamente clara y perfilada. Cualquiera que sea nuestra personal apreciación del valor de esa obra monumental, nadie podrá desmentir su contundente identidad brasileña. Ese tema, el de la identidad nacional, es un ámbito llevado y traído demasiado y con demasiadas interpretaciones ambiguas, pero en este caso no puede negarse que esa arquitectura no podríamos ubicarla sino en Brasil. Un hecho que deberíamos incorporar a nuestros análisis teóricos. Dice el arquitecto Oriol Bohígas, refiriéndose a la exposición Villanueva en Barcelona "Una demostración de los valores permanentes y todavía actualizables de la madurez de la vanguardia": "La Ciudad Universitaria de Caracas es seguramente el ejemplo más radical de esa teoría de la participación (se refiere a la participación de los artistas plásticos) que culmina en la maravillosa Aula Magna, cuyo espacio y forma según las tipologías estrictas de la función se diluyen con las `nubes acústicas’ flotantes de Calder...". Buena lección para nosotros, tan dispuestos que somos a mirarnos con desprecio a nosotros mismos. Y dice Darcy Ribeiro, refiriéndose a su país, Brasil, y a las creaciones que dan cuenta de la posibilidad de una nueva civilización, mestiza y tropical: "Creaciones que afortunadamente nacieron aquí, en la construcción de Brasilia, en la arquitectura de Oscar Niemeyer, en la música de Villa-Lobos, en la pintura de Portinari, en la poesía de Drummond, en la novela de Guimaraes Rosa". Otra lección más para los pesimistas crónicos. Rehabilitar las urbanizaciones popularesA nuestro juicio, tales iniciativas deben insertarse en una política sostenible y distinta a las antes aplicadas y fracasadas. ¿Cómo? Al realizar obras de "cirugía mayor" como reparar o sustituir ascensores; adecuar las redes y sistemas de drenajes, agua, electricidad, cloacas, comunicaciones y basuras; impermeabilizar, recuperar fachadas según el proyecto original, como es el caso del emblemático 23 de Enero, y debería preverse también una estrategia de mantenimiento. ¿Ese mantenimiento que inició la alcaldía la semana pasada lo seguirá ejecutando el Gobierno municipal o nacional? ¿Cada tres años, por ejemplo? Sería una pésima estrategia. Hay otras posibilidades, como es acompañar los programas de rehabilitación con las siguientes medidas: Consolidar la organización existente y crear la que fuere necesaria para que asuma la futura dirección y administración integral de todos los espacios y edificaciones de la urbanización. Transferir la propiedad, si aún persiste, de las áreas y edificaciones de uso común a los propietarios de las viviendas como propiedad comunitaria o social. Establecer normas y procedimientos comunitarios de uso, disfrute y mantenimiento de los espacios privados (apartamentos) y de los comunitarios (áreas comunes, pasillos de circulación, edificaciones o locales rentables, estacionamientos, parques, caminerías, etc.). Apoyar un fondo comunitario con recursos propios, autogenerados, y eventualmente públicos, si fuere el caso, por un plazo limitado (tres años, por ejemplo), para que la comunidad financie la administración y mantenimiento de su urbanización. Es importante que el Estado, en todos sus ámbitos de gobierno (nacional, regional y municipal), asuma las funciones y competencias ductoras, estratégicas, y que la gente asuma su corresponsabilidad en lo que le atañe en su vida diaria. Eso implica un Estado fuerte técnica y financieramente para apoyar a las comunidades y una comunidad consciente, capacitada y organizada para asumir sus responsabilidades. Propiedad individual en los barriosEs imprescindible un debate y coordinar una posición ideológica que rija la gestión de los alcaldes revolucionarios sobre la propiedad de la tierra y de las viviendas en barrios consolidados. Por un lado, Ricardo Menéndez, geógrafo, con posiciones certeras y revolucionarias, dijo en Dando y dando (VTV) que hay que favorecer la propiedad comunitaria, colectiva, social. Lo compartimos y lo hemos señalado en esta página varias veces. Pero por el otro, casi todos los alcaldes socialistas hacen maromas para salir en la prensa con sus efectistas entregas de títulos de propiedad individual en barrios donde ya otorgaron más en el pasado y donde prometen más en el futuro. Urge avisarles que ese autobús va en dirección equivocada y que se enrumben dentro del proyecto nacional, el cual parecen ignorar.
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