jueves, 4 de abril de 2013

AyB 184 - 14 Mayo 2009

AyB 184 - 14 Mayo 2009

Ultimas Noticias | Jueves 14 de Mayo de 2009


Henrique Hernández Alejandro López Alfredo Roffé
acerasybrocales@gmail.com

Así llamó nuestro com-pañero de página y recién fallecido, Henrique Hernández, la forma como los pobres resuelven sus problemas de espacio y techo. Se refería al proceso gradual, progresivo, poco a poco, escalonado, que empieza, casi, por la construcción inicial de un refugio, en una invasión informal. Hasta que en el correr de los años se transforma en un barrio consolidado pero con graves y deficitarias condiciones de servicios, equipamientos, estabilidad geológica, entre otras.

En los años 90, conjugando experiencias extranjeras y nacionales (BO-INAVI, CONAVI, profesionales de la UCV) e incluso de enfoques novedosos de la posguerra en Europa (Arq. A Alto), se intentó construir conjuntos de desarrollo progresivo, tanto del urbanismo (vialidad, servicios y equipamientos), como de las viviendas. Era una estrategia nacional paralela a otros programas prioritarios: habilitar los barrios existentes y renovar las áreas urbanas subutilizadas.

Ante la incapacidad sostenida del Estado de atender eficientemente en calidad y cantidad los requerimientos de vida urbana de las grandes mayorías, se comenzó la exploración de una alternativa radicalmente distinta. Pero, para tragedia de esas mayorías, esa opción ni siquiera fue comprendida ni aceptada por muchos de los que desde sus funciones les correspondía hacerla realidad.

En términos simples, desarrollo progresivo es el proceso mediante el cual, a partir de una vivienda básica en un urbanismo básico, en forma progresiva y etapas sucesivas, ambos se van completando y mejorando, en calidad y tamaño, según las necesidades y posibilidades de la gente, hasta alcanzar un urbanismo pleno y una vivienda confortable, estructuralmente estable y acorde con los deseos de la familia. Es un proceso gradual en el cual el Estado cumple el rol ductor y de asistencia técnica y financiera, y la comunidad organizada participa activamente en la administración, producción y construcción del desarrollo.

En contraposición al esquema ineficiente y costoso que aún perdura en nuestra política vigente, el cual se sustenta en la contratación de la construcción de viviendas a empresas privadas, que demostró en el pasado, demuestra hoy y nada parece indicar que cambie en el futuro, su menguado resultado. Los últimos 20 años demuestran esta aseveración.

El promedio anual de viviendas construidas si acaso, llega a 50.000 y cada año se forman unas 120.000 nuevas familias.

El enfoque del desarrollo progresivo, es un enfoque muy diferente al actual. Se requiere un cambio radical de nuestro nuevo Ministerio de Obras Públicas y Vivienda. Se requiere revisar con rigurosidad la política vigente y sus resultados. Hay que rectificar con audacia y eficiencia. Y reimpulsar una nueva estrategia urbana y de vivienda, basada en la actuación simultánea en la habilitación de los barrios, para transformarlos en zonas de calidad y en la producción de nuevas viviendas, para minimizar o eliminar las nuevas invasiones y por ende nuevos barrios precarios. No sólo hay que atender a lo que existe, sino que hay que evitar que se sigan formando nuevos barrios inestables y problemáticos. El enfoque progresivo es una alternativa para ello con suficientes indicios de su lógica y logros. Hay que cambiar la estrategia presente. ¿Qué esperamos?


BENEFICIOS DE LA ESTRATEGIA DE DESARROLLO PROGRESIVO

Se atiende a más familias, en primera instancia, con los recursos disponibles, sin disminuir la calidad del urbanismo y de la vivienda.
La familia empieza con una vivienda básica, un refugio si se quiere, la cual puede ir ampliando y mejorando a corto plazo, con el apoyo público, y sus esfuerzos, recursos y deseos.
El diseño de la vivienda prevé no sólo su ampliación y mejoramiento, sino la posibilidad de construir una vivienda adicional, por ejemplo, para otros miembros de la familia.
El urbanismo se concibe en agrupación de 15 a 20 viviendas, formando condominios, que comparten áreas comunes, impulsa la pertenencia de los espacios para cuidarlos, controla el acceso de extraños, crea sitios de juego para niños menores de 7 años, ahorra gastos en rejas y paredones, conserva la propiedad privada de la vivienda pero estimula la propiedad comunitaria y social.
Facilita, controla y ordena la densificación progresiva del desarrollo.
Las formas constructivas se sustentan en microunidades comunitarias de producción y construcción integradas por miembros de la localidad y beneficiarios del proyecto, las cuales se pueden mantener en el tiempo para nuevos desarrollos habitacionales cercanos. Esto genera empleo y aumenta los ingresos familiares.
La comunidad participa en todas las etapas del desarrollo: desde el proyecto, producción, construcción, administración hasta el mantenimiento.
Propicia una equilibrada relación con el ambiente, a través de la construcción de áreas verdes comunitarias, parques, tratamiento de aguas residuales, ahorro de energía y de agua, etc.
Fortalece el sentido de comunidad, de su organización, de sus responsabilidades, ante los distintos aspectos del conjunto habitacional, sus servicios y sus equipamientos.
El urbanismo progresivo prevé completar la construcción y dotación de todos los equipamientos necesarios para la vida urbana. En sus inicios se construyen los equipamientos básicos para la población inicial y a medida que se va densificando el conjunto y aumenta la población, se van ampliando y completando.

Los tres bulevares

Al comienzo, era la "modernidad", la ciudad fue concebida para el vehículo, para ciudadanos con carro. Los demás, peatones, no interesaban. Luego, cuando nos ahogamos en las miles y miles de latas de sardinas, descubrimos el metro y las virtudes del transporte público. Con el tiempo, comenzamos a entender que caminar era también una posibilidad. Aparecieron entonces, los bulevares. Primero como una hipótesis discutible. Luego, como una realidad. Sabana Grande, el bulevar de Catia. A los amigos colombianos, orgullosos de su ciudad, les decíamos: ¿ven? ¡nosotros también nos estamos peatonalizando! Pero luego, tantas crisis, dramas políticos, hundimientos económicos: el comercio informal se comió lo poco que se había ganado y ocupó toda la ciudad.

Ahora, por fin, hace poco, empezó otra etapa, una etapa de verdadera política urbana: recobrar los espacios públicos y, primeros entre ellos, los bulevares. Milagro: el de Catia y el de Sabana Grande, ya son realidades en curso de trabajo, obreros, limpieza, iluminación, cambios, esperanza hecha realidad. Los ciudadanos de Caracas-Libertador, que van a pie, ya comienzan a ser dueños otra vez de sus espacios. No sólo eso: a los dos bulevares, el de Sabana Grande y el de Catia, se le va a agregar otro, el del Cementerio, ya parcialmente liberado y en proyecto para acondicionarlo como se merece. Pero más aún, hay la idea, perfectamente realizable, de convertir en bulevar de primera calidad urbana, al de Santa Rosa, el que bordea al norte del parque de Los Caobos y que puede fácilmente convertirse en un paseo cultural extraordinario.

Y si hablamos de espacio público, no ignoremos lo que está ocurriendo paralelamente con el Calvario, con la Plaza Caracas.

Vayan a verlo si no lo creen.


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